Política

Las siete renuncias de Casado en su viraje al centro de las urnas

A Casado le ha cambiado hasta la voz, ahora más apagada, menos vibrante. El PP llega desmotivado a la cita del domingo. Está en juego su poder territorial, amen del liderazgo del propio presidente

  • Casado en un acto de campaña

Tras el desastre del 28-A, Pablo Casado dio el volantazo. El 'giro al centro' se dijo. "Siempre hemos estado en el centro, lo dice nuestro programa", responden desde Génova. El líder del PP relevó a su jefe de Campaña, Javier Maroto, y le encomendó la tarea a Cuca Gamarra e Isabel García Tejerina. La primera, de las filas sorayistas. la segunda, mano derecha de Dolores Cospedal. Ambas ahora, en el Comité de Dirección de Génova.

"Será una campaña bien distinta a la de las generales", anunció Gamarra en su primera rueda de prensa como responsable del gran desafío. Más sectorial, más local, más cercana, más pegada al terreno. Menos debate ideológico, menos agresivo. Los barones del PP se habían revuelto tras el batacazo. Temen estrellarse este domingo contra las urnas. Núñez Feijóo, López Miras, Fernandez Mañueco, entre otros, se aferraron a la cantinela del frentismo y a alejarse de Vox. Lo contrario de lo que ocurrió en Andalucía, pese a los espléndidos resultados de la operación.

Casado, inquieto por el malestar interno, optó por modificar su estrategia. Cambió sus planteamientos en algunos puntos clave para tranquilizar a su patio interno. Los críticos, ante lo crítico de la situación, dieron por bueno el volantazo y optaron por concederle una tregua al presidente, a la espera de los resultados del domingo. "Luego habrá que analizar tanto los datos de las generales como las autonómicas y municipales", dijo Feijóo. Casado prosiguió con su campaña. Ha visitado todas las comunidades, ha completado al menos dos actos al día, ha concedido entrevistas y, según algunas opiniones, ha acaparado más protagonismo del que aconsejan unos comicios locales y regionales. Estos son los principales puntos de su rectificación.

Las renuncias

-Recentralización: Algunos barones había acogido con un respingo interior la propuesta de Casado de promover una recentralización de competencias. El presidente del PP repetía estrictamente la letra de la Constitución sobre el Estado autonómico, pero en determinados sectores se leyó su plan como una restricción del poder a las comunidades. Nada se ha vuelto a hablar de este asunto.

-Artículo 155: Caballo de batalla en la campaña del 28-A. Ahora ha desaparecido del mapa. Casado perdió su mayoría absoluta en el Senado, la Cámara que debería aprobar tal medida. "Daba alas a los separatistas", decían algunos dirigentes populares. Ahora se ha convertido en una referencia tangencial, que apenas ha aparecido en sus intervenciones. No figura tampoco en el programa autonómico. El bochornoso espectáculo de la constitución de las Cortes, con los diputados presos convertidos en la estrella del Hemiciclo le permitió a Casado recuperar el hilo catalán, uno de sus tradicionales argumentos de campaña. 

-Ley del aborto: Motivo de enormes disputas en el seno del PP. No hay unanimidad sobre esta cuestión que, por otra parte, se convirtió en arma arrojadiza tras las inadecuadas declaraciones de Suárez Illana. No ha habido marcha atrás sino, de momento, un manto de silencio sobre el tema. 

-Memoria histórica: Uno de los asuntos importantes hace unas semanas. Ahora apenas ha tenido protagonismo. Casado defiende la supresión de esta ley de Zapatero y sustituirla por una Ley de Concordia. No ha habido debate sobre ese punto, que provocó algunas tensiones con Vox durante las negociaciones para alcanzar un acuerdo de investidura en Andalucía. 

-Lejos de Vox: El pánico a la irrupción de Vox caló con fuerza en las filas populares. Casado endureció sus mensajes para robarle nicho electoral. "El PP no debe abandonar el centro, si viramos hacia la derecha, le dejamos a Ciudadanos ese territorio", decían los disidentes. El pinchazo relativo de Abascal en la primera vuelta tranquilizó a Génova. Vox apenas ha existido en la actual contienda. Casado optó por arremeter contra Rivera, que se llevó más de un millón de votos populares en la última cita electoral. 

-La resurrección de Rajoy: Aznar volvió al PP con la llegada de Casado a Génova. Un retorno que no fue del arado de buena parte de la militancia. El flojo resultado de Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona, fue la puntilla. Aznar, muy activo en las generales, ha desaparecido del mapa. Y ha resucitado Rajoy, muy activo en mítines, actos y comparecencias. Incluso presentó el libro de Álvaro Nadal, con profusión de sorayistas en el acto. Rajoy gusta a los centristas, según una extraña teoría.

-Improperios a Sánchez: Se acabaron las palabras gruesas referidas a Pedro Sánchez. Ni "manos manchadas de sangre" ni "principal peligro público". Casado moduló sus invectivas contra el candidato socialista. Estos últimas días se ha centrado en agitar la imagen de Sánchez con Junqueras en el Congreso. "Tenemos que hablar". "No te preocupes". Este intercambio de frases ha sido intensamente utilizado por por el líder del PP. "Esta compadreo con el golpista ha hecho pupa al PSOE. Los regates de Batet al Supremo para dilatar la suspensión de los presos también ha provocado enorme irritación", dicen en Génova. No es la añagaza del 'trifachito', que le funcionó como un tiro al PSOE, pero no ha ido mal para levantar una campaña algo mortecina. 

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