Pablo Casado reconoce que el resultado electoral 'ha sido muy malo'. Ha perdido la mitad de sus votantes y la mitad de sus escaños. Una catástrofe que el líder del PP, en su tenue autocrítica, atribuye a la fragmentación del voto del centroderecha. "Con más votos hemos tenido menos escaños", asegura el líder del PP, rodeado de su Ejecutiva pasada la medianoche.
Casado no tira la toalla. "Sabemos estar a las duras y a las maduras, el PP sigue siendo el líder de la oposición y del centroderecha". Y lanza un reto a Vox y a Ciudadanos. e cara a las autonómicas y municipales, es buen momento para llegar a acuerdos para apoyar a nuestros candidatos. "Todos tendrán que hacer un análisis de lo que ha ocurrido", insiste. "Esperamos mejores resultados en mayo", concluye, rodeado por un grupo dolorido de jóvenes militantes de Nuevas Generaciones. "Este partido se crece ante las dificultades".
Votos para Vox
Miles de votos que han ido a Vox se quedaron sin escaño, comentan fuentes del PP para ratificarse en la teoría del voto útil. Lo que no se explican con tanta claridad es porqué al final cientos de miles del centro derecha se refugiaron en Ciudadanos, que se quedó a menos de diez escaños de los populares. En la noche más amarga, algunos dirigentes de Génova se acercaban por la zona de prensa para confirmar la continuidad de Casado. "El liderazgo del presidente es incontestable, ha hecho una campaña modélica", comentan en público. En privado, sin embargo, apuntaban a la "necesidad de hacer cambios de estrategia"
LLegaba Casado a Génova una hora antes de que se cerraran las urnas. Para entonces, los sondeos le auguraban una derrota sin paliativos pero sin estruendos. La realidad ha superado todo tipo de previsiones. El resto del mapa español es rojo o nacionalista. un hundimiento sin precendentes. Tanto que en los próximos días empezarán a detectarse maniobras contra el líder emergido de unas primarias. Nada muy serio ya que antes hay que superar el segundo 'test', el de autonómicas y municipales, donde los populares confían en que se difumine el 'efecto Vox'. La magnitud del desastre se constata al comprobar que el PP pierde en sus feudos tradicionales como Rioja, Castilla y León y Galicia, el bastión que parecía inexpugnable. Salamanca es la única provincia de toda España que se mantiene azul en número de escaños.
Plan de Sánchez
El miedo a las tres derechas le ha funcionado a Pedro Sánchez, comentan en el equipo de Casado. Ha sido una estrategia que "nos ha liquidado, que nos ha destrozado mucho más allá de lo que se temía", puntualiza. Ni una sola de las decenas de encuestas, sondeos y prospecciones aventuraba, ni por de cerca, un hundimiento tan descomunal de los populares. El 'efecto Casado' se ha hundido. O mejor, nunca existió. Y la sorpresa, en la noche del escrutinio, ha resultado devastadora. "Esta derrota es de Rajoy", comenta un miembro de la Ejecutiva. Es lo que tocaba.
No hubo militantes frente a la sede de Génova, pese a que estaba preparado el templete por si el resultado era favorable. Noche de silencios, de ausencias. Tristeza y desolación. Pesimismo absoluto en los despachos de la sede nacional, donde ya se preparan las defensa ante posibles ataques intramuros. Todo queda abierto. Casado ya había advertido que fue elegido por los afiliados por cuatro años. Y así será.
El peor resultado de la historia
Ha sido el peor resultado de su historia, que hasta ahora ostentaba Mariano Rajoy con sus 123 diputados en las elecciones del 20-D de 2015, que sin embargo le valieron para mantenerse en el Gobierno. El PP naufraga incluso en sus feudos principales, como Madrid, y no logra reafirmarse en Andalucía, pese a ejercer la presidencia de la Junta. Desparece en el País Vasco y casi se extingue en Cataluña, donde sólo la figura de Cayetana Álvarez de Toledo logra mantener el escaño, pero al mismo nivel de Vox. Castilla y León se convierte en el ejemplo palmario del voto útil ya que Vox, pese a lograr más de cien mil votos, no logra más que un escaño, en Salamanca, provincia de cinco diputados.
El retroceso del PP se agrava al compararlo con el resultado de Ciudadanos, que se ha convertido en el gran vencedor de la noche, en línea con el optimismo que demostraban sus dirigentes en las últimas jornadas de la campaña. En el PP atribuyen directamente su retroceso al efecto Vox, algo que esperaban pero no en forma tan demoledora. "Ha sido un desastre para todos porque ni Vox se convierte en la revelación, al estilo de lo que ocurriera con Podemos hace años, pero ha servido para destrozarnos" comenta un alto dirigente popular entre los lamentos de Génova.
La alta participación aventuraba ya el mal presagio. La movilización del electorado tan sólo funcionó en forma eficaz en pro del PP en 1996, cuando la escueta victoria de José María Aznar sobre Felipe González. En esta ocasión, esos casi diez puntos anunciaban un resultado poco favorable a los populares. La izquierda y Vox se llevarían los principales frutos de esta abrumadora presencia de votantes ante las urnas. Pájaro de mal agüero, al PP le convenía una participación algo más baja de la finalmente registrada, según los vaticinios de sus estrategas.