Lo más suave que le llamaron fue "traidor". También "desleal", en la versión más light. Gabriel Elorriaga (Madrid, 57 años) había sido el director de la campaña electoral de Mariano Rajoy de 2004, la del cataclismo por el atentado de los trenes de Atocha. Cuatro años después, tras la segunda derrota electoral y apenas un mes antes del crucial congreso de Valencia, Elorriaga, que por entonces ejercía de secretario de Comunicación del PP, publicó un artículo demoledor en el diario El Mundo. Una pieza titulada "Así no es posible". Un directo a la mandíbula del presidente de su partido. "Rajoy no está en condiciones de ofrecer un liderazgo renovado, sólido e integrador". Conmoción y convulsión. Once años después, este artículo aún late en la memoria del partido. Once años después, Elorriaga retorna a sus orígenes en el PP.
Rajoy se impuso en aquel agitado congreso de Valencia y luego en las generales de 2011, por mayoría absoluta. Al recordar el famoso artículo, el entonces líder del PP comentaba:"Aquello de Elorriaga me sorprendió y me dolió, es lo que más daño me hizo, no lo entendía y sigo sin entenderlo". Eran tiempos de enormes tensiones internas. Se libraba una sorda y cruel batalla entre aznaristas y marianistas. Entre una ideología liberal y otra ideológicamente menos combativa. Ganaron los segundos. Rajoy, fiel a su estilo, optó por proceder a una 'limpia' pausada, sin estridencias. Fueron cayendo en un goteo implacable y silencioso.
Elogios a Rivera y Ciudadanos
El propio Elorriaga, una de las cabezas mejor preparas de su generación, repitió en las elecciones de 2011 y en las de 2015. Un diputado más, como si nada hubiera pasado. Sin cargos de relevancia orgánica, pero con escaño en el Congreso. Y con sillón en el Instituto Elcano. Nadie terminaba de entender semejantes consideraciones con uno de los que habían apuñalado al César del PP. Se refugió en los cuarteles de Aznar, en la Fundación Faes y a otras derivadas de esa organización. Hace dos años, incluso presentó un acto en el instituto Atlántico aznarista, con Albert Rivera de gran figura estelar, en el que tanto él como su jefe se deshicieron en elogios hacia el líder naranja. Pasó por Planeta, por Prisa y por otros ámbitos de la empresa privada.
Su retorno a la primera línea de la política, de la mano de Cayetana Álvarez de Toledo, ha sorprendido. Elorriaga, de quien se habló en su día como posible ministro de Administración Territorial, coincidió con la portavoz parlamentaria del PP en Faes, amen de otros círculos políticos y sociales. Son buenos amigos. Ahora Casado lo ha reclutado como jefe de la asesoría de los grupos parlamentarios en las tres Cámaras, incluída la europea. Un puesto de enorme relevancia que ha sorprendido a la vieja guardia marianista que todavía pulula por los entresijos de la organización.
"Ese artículo infame"
Elorriaga, pese a su larga trayectoria profesional, sus enormes servicios prestados a la causa del centroderecha nacional, amen de a las relaciones hispano-israelíes, siempre será para amplios círculos populares aquel individuo desleal que pasó de ser el jefe de campaña de Rajoy a "intentar apuñalarlo con ese artículo infame", tal y como lo describió en su momento uno de los más importantes dirigentes del partido.
Casado, no sin contestación interna, ha recuperado a importantes figuras del mundo del aznarismo como la propia Cayetana, Jarvier Fernández-Lasquetty y ahora Elorriaga. Al tiempo, ha procedido a despejar los despachos importantes de un buen puñado de fieles a Rajoy, a Santamaría y a la propia Cospedal. El empeño en la unidad del partido parece superado. Quizás, conseguido. "Casado se ha ganado el derecho a romper con el pasado", declaraba, con rima en consonante, García Egea este domingo en ABC. El líder del PP ha roto don una parte del pasado y está recuperando la otra. Un juego de equilibrios complicado "pero necesario", de acuerdo con lo que dice su equipo.