Pedro Sánchez baraja adelantar las elecciones generales a marzo si Ciudadanos supera al PP en Andalucía el 2-D. Así lo ha trasladado el presidente del Gobierno a algunos de sus colaboradores más cercanos, que dan por hecho las urnas en primavera si hay sorpasso en el centro derecha.
El adelanto de las generales se da ya por supuesto. Ni siquiera Sánchez se empeña demasiado en disimularlo. La imposibilidad de sacar los Presupuestos, el esperpento vivido con la fallida renovación del Poder Judicial y episodios como el de la expulsión de Gabriel Rufián del Congreso son señales inequívocas de que la legislatura no tiene pulso. "Estamos en campaña y ya es imparable", reconocía un veterano diputado del PP.
Improbable 'súperdomingo' el 26-M
Los rumores se han disparado esta semana. Descartada la opción de agotar el mandato en 2020, se ha recuperado la idea de un súperdomingo electoral el 26 de mayo del 2019 con elecciones generales, europeas, municipales y autonómicas simultáneas. Esta alternativa, aunque posible, es improbable.
Sánchez mira de reojo a las elecciones en Andalucía como posible detonante para las urnas. Si Ciudadanos adelanta al PP, como sugieren algunas encuestas, Moncloa se inclina por celebrar las generales en marzo. Sería una manera, dicen, de aprovechar un período de máxima debilidad de su teórico rival por la presidencia, Pablo Casado.
Los sondeos dicen que la victoria del PSOE en Andalucía está asegurada. La presidenta Susana Díaz podrá repetir mandato si pacta con la coalición Adelante Andalucía (Podemos e Izquierda Unida). La carrera entre PP y Ciudadanos, por su parte, se resolverá en la photo finish. Hay un empate técnico que puede deshacer Vox si sigue su tendencia alcista.
Juicio del 'procés', ¿visto para sentencia?
La jugada de marzo tiene unos tiempos muy acotados por la legislación. La normativa electoral impide celebrar elecciones durante los 60 días posteriores a la cita andaluza del 2-D. Tampoco se puede ir a las urnas en los 60 días anteriores a las municipales, autonómicas y europeas del 26-M del 2019.
Es decir, las generales tendrían que ser forzosamente entre el 3 de febrero y el 24 de marzo. Sánchez se vería obligado a disolver las Cortes en enero, que no hay periodo de sesiones en el Congreso de los Diputados.
El calendario judicial también juega un papel relevante. Está previsto que la vista oral del juicio a los líderes del proceso separatista arranque en enero. Si dura dos meses, el juicio podría estar visto para sentencia pero todavía sin condenas antes de que comience la campaña.
Sin embargo, las recusaciones que algunos de los acusados han planteado contra el juez Manuel Marchena -presidente del tribunal que les juzgará y ponente de la sentencia- tras el escándalo del WhatsApp de Ignacio Cosidó obligará de entrada a estudiar si se admite a trámite.
Este proceso retrasará casi con total seguridad el inicio de la vista oral. Si el calendario se estira demasiado, el jefe del Ejecutivo podría llevar las urnas a otoño del 2019. Una posibilidad que tampoco descartan ni el PSOE ni sus rivales.
