Pedro Sánchez buscaba ser investido presidente del Gobierno este jueves 19 de diciembre con la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), pero el calendario judicial de Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Quim Torra ha acabado impidiéndoselo. Por eso, para llenar agenda, planificó un Plan B: lunes 16, encuentros con Pablo Casado e Inés Arrimadas; martes 17, ronda de llamadas a los presidentes autonómicos; y miércoles 18, otra ronda telefónica con los agentes sociales.
Y aunque trascendió que a barones como el gallego Alberto Núñez Feijóo les habló el martes de una investidura "inmediata" -lo cual se interpretó como convocatoria de Pleno 27 y 28 (primera votación), y lunes 30 (segunda y definitiva)- ya en ese momento no lo veía tan claro.
Porque, según ha sabido Vozpópuli en fuentes conocedoras de las reuniones que mantuvo un día antes, el lunes 16, con Casado y, sobre todo, la inmediatamente posterior con Arrimadas, el jefe del Ejecutivo en funciones "deslizó la idea" de que cuando pide la abstención de PP y Ciudadanos "va en serio"; que no se fía de que la alianza con ERC llegue a buen puerto.
Hay que tener en cuenta que, en el momento de esas conversaciones, faltaban todavía tres días para que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) soltara, este jueves 19, la bomba sobre la inmunidad de Junqueras, y por extensión de Puigdemont, que ha agitado el avispero independentista hasta el punto de llevar a los republicanos a suspender las negociaciones de investidura con el PSOE.
Fagocitados por el PP
Sánchez avisó, en concreto, a la líder de Cs de que se atenga a las consecuencias si hay terceras elecciones, que no se pueden descartar en absoluto si fracasa su negociación con los republicanos, y PP y Ciudadanos siguen inflexibles en el no. La formación que fundó Albert Rivera en 2006 "podría desaparecer" definitivamente fagocitada por los populares en las urnas, vino a decirle, añaden las mismas fuentes.
La líder de Ciudadanos no se dio por enterada y prosiguió la reunión -más de una hora- insistiendo al candidato socialista en que se olvide de Podemos si quiere sus votos y apueste por la vía 221, un Gobierno del PSOE apoyado externamente por PP y los naranjas, como detalló en rueda de prensa posterior. No está dispuesta a que Sánchez proponga un cambio de cromos; que sean los diez diputados centristas, y no los trece de ERC, quienes apoyen un Gobierno con Pablo Iglesias de vicepresidente.
Casado también salió de su encuentro a solas con la sensación de que "Sánchez no tiene claro que salga la investidura con ERC"
Con Pablo Casado el tono de Sánchez fue diferente al de Arrimadas, aunque el presidente del PP trasladó posteriormente a su equipo que también salía con la sensación de que "no tiene claro que salga la investidura con ERC". Lo que ocurre en su caso es que Sánchez no puede amenazarle con volver a las urnas en abril porque sabe que la Dirección Popular no solo no teme terceras elecciones, sino que, llegados a este punto, las desea.
Para que Casado cambie de punto de vista, es decir, que acepte un acercamiento al PSOE y evite a los españoles volver a las urnas, la condición sine qua non es que el hoy presidente del Gobierno dé un paso atrás y el candidato sea otro, tipo José Borrell o Javier Solana; ni siquiera un barón socialista del corte del castellano-manchego, Emiliano García-Page, o el extremeño, Guillermo Fernández Vara, por el peligro de que se consolide en La Moncloa.
El PP quiere a alguien al final de su carrera, que en un año convoque de nuevo a las urnas para poner fin a los cuatro años de inestabilidad política que está viviendo España; algo a lo que Sánchez, que controla el aparato socialista con mano férrea, no está dispuesto.
Celaá: "la derecha quiere terceras elecciones"
En la sede de Génova, donde, a diferencia de los territorios del PP y barones, no se quiere ni por asomo oír hablar de un apoyo a Pedro Sánchez -solo la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, defiende un "gobierno de concentración"-, están convencidos de que el candidato socialista se ha metido en un "callejón sin salida" al apostar, al día siguiente de las elecciones del 10-N, por un acuerdo con Podemos que necesita además el refrendo de ERC.
Y, a medida que ve que se le tuerce la vía ERC, por más que los contactos con Unidas Podemos vayan viento en popa, el inquilino de La Moncloa y el PSOE están intensificado su presión sobre PP y Ciudadanos; la última, este viernes, la ministra portavoz, Isabel Celaá, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Todo con tal de no ir a terceras elecciones:
.@CelaaIsabel acusa a las "derechas" de querer terceras elecciones y culpa a Rajoy de llevar problemas políticos a la justicia https://t.co/ehZvGApdUZ pic.twitter.com/qLyFiV19YO
— Europa Press TV (@europapress_tv) December 20, 2019