"Peor, imposible", resume un diputado socialista el episodio de la dimisión en diferido de la exministra de Sanidad Carmen Montón. Pocos en el PSOE -incluso en la Ejecutiva- saben explicar qué pasó este martes: por qué Pedro Sánchez ordena respaldarla cuando estaba ya abrasada, y luego lo hace él... para, finalmente, verla dimitir a las 21.00 horas tras desvelarse plagio en el Trabajo de Fin de Máster (TFM).
Ahora, lamentan algunas fuentes consultadas, "ni siquiera vamos a poder explotar ante Pablo Casado la idea de que los socialistas somos diferentes".
Porque, con su decisión de mantenerla en el gobierno Sánchez estaba indultando políticamente a Pablo Casado: "Ya no podremos decir nada" del polémico máster cursado por el presidente del PP en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), se lamentaban no pocos en el PSOE después de escuchar a José Luis Ábalos y luego al propio jefe del Ejecutivo. El problema es que "ahora tampoco" por cómo se ha gestionado la salida, añadían por la noche.
Muchos quieren ver en este "nuevo bandazo" la determinación de Sánchez de no hacer nada que potencie la figura de Albert Rivera con el debilitamiento de Casado.
"Eso también ha debido pesar. Seguro", cree otro veterano del Grupo Socialista, que lo pone en relación con el apoyo del PP al veto socialista contra la propuesta de Ciudadanos de hacer públicos los Trabajos de Fin de Máster (TFM).
En el PSOE se daba por sentada la dimisión de Montón porque el mensaje que salía de La Moncloa en la tarde del lunes, tras sus primeras explicaciones sobre el máster de género que cursó en 2010 en la URJC dirigido por el polémico catedrático Álvarez Conde, era demasiado ambiguo como para considerarlo un "respaldo".
Se alababan sus argumentos "claros y transparentes" frente a la resistencia a Casado o Cristina Cifuentes a explicarse, sí, pero se añadía que "de momento" no podían ir más allá... como temiendo nuevas irregularidades tal que el plagio en el TFM conocido anoche.
La tibieza inicial de La Moncloa tras las primeras explicaciones de la ministra fue la que infló el 'globo' de la dimisión inmediata que Sánchez intentó pinchar sin éxito
Esa tibieza fue, precisamente, la que activó entre los cuadros socialistas la sensación de que a Carmen Montón le quedaban horas en el Gobierno. "No le queda otra", es "insostenible", repetían por los pasillos miembros del Grupo Socialista en la mañana del martes, cuando entraban y salían de su reunión semanal en el Congreso para preparar la agenda parlamentaria.
De nada sirvió a la afectada anunciar una petición de comparecencia en comisión para explicarse. Los medios de comunicación se hicieron eco de ese clima, llegando a especular, ya a mediodía, con la rueda de prensa que finalmente Montón daría por la noche. Y a Sánchez, que en aquel momento confiaba en sortear la segunda dimisión en sólo cien días, no le quedó más remedio que pinchar el globo.
Empezó enviando al patio del Congreso a José Luis Ábalos a aclarar que el PSOE seguía respaldando a Carmen Montón: "Tanto la dirección del PSOE como el Gobierno está manteniendo su apoyo a la ministra, porque cree en las explicaciones que está dando y cree que, aunque sea un máster más, es lo único que tiene en común con casos precedentes".
La aparición de Ábalos fue providencial para bajar la presión sobre la prevista comparecencia del presidente horas después (a las 16.00) en la sesión de control al Gobierno en el Senado.
Desde La Moncloa se aseguraba dos horas antes de la dimisión de la ministra de Sanidad que "nunca" estuvo sobre la mesa del presidente del Gobierno
Desde el primer minuto se sabía que el jefe del Ejecutivo no hablaría del polémico asunto en el hemiciclo y sí luego en declaraciones a los periodistas. Y con una frase intentó zanjar la cuestión al filo de las cinco y media de la tarde: "La ministra está realizando una extraordinaria labor y la va a seguir haciendo".
A esa hora, fuentes oficiales de La Moncloa consultadas por Vozpópuli aseguraban que "nunca estuvo sobre la mesa" la dimisión de la ministra. Era más una cosa de altos cuadros de la Ejecutiva y de los diputados y senadores del Grupo Socialista.
Lo cierto es que en el PP, temerosos de que Sánchez dejara caer a Montón porque eso pone en un aprieto a su líder, respiraban aliviados tras escuchar al presidente del Gobierno. Por poco tiempo.
De hecho, una vez conocido el adiós de la ministra, fuentes próximas a Casado señalaban que "los casos son absolutamente distintos" porque "para empezar la irregularidad principal en los casos de Cristina Cifuentes y Montón es la falsificación documental, el alterarse notas, etc".