Pedro Sánchez parece haberse decantado ya por arrancar su proceso de investidura a la Presidencia del Gobierno con un primer intento mediante el apoyo de Unidas Podemos, PNV, Compromís y el PRC de Miguel Ángel Revilla -en total 173 diputados-, y la abstención de los 14 de ERC. De lograrlo, saldría elegido en segunda votación porque la primera la perdería al no lograr mayoría absoluta, 176.
Según la teoría de vasos comunicantes que es ahora mismo la política española, el acceso a la Presidencia del Gobierno Foral de Navarra de la socialista María Chivite -se da por hecho desde que este miércoles el PSN diera la presidencia del parlamento de esa comunidad a Geroa Bai- cierra la llamada vía navarra de investidura de Sánchez, esto es, la abstención ofrecida por los dos diputados de UPN en el Congreso. Lo cual, automáticamente, deja el éxito de la operación en manos de la abstención de ERC, de EH-Bildu (4 diputados) o de ambos.
La prioridad es Iglesias
Ahora mismo, La Moncloa no se fija en esas polémicas abstenciones del nacionalismo radical. La prioridad, admiten a Vozpópuli fuentes del entorno presidencial, es ver si la formación dirigida por Pablo Iglesias acepta su oferta de ocupar puestos en los segundos niveles del Ejecutivo; nada de una vicepresidencia o de ministerios como Trabajo, que los morados quieren para hacer bandera en esta legislatura de la semana laboral de 34 horas y la subida del salario mínimo (SMI) de 900 a 1.200 euros.
"Estamos centrados en Podemos y esperando su respuesta", aseguran fuentes del entorno presidencial para demostrar que van en serio a por el apoyo de Iglesias
Por eso, precisamente, renunciar a sentarse en la mesa del Consejo de Ministros es muy difícil, porque el líder de la formación de izquierdas ha puesto mucho empeño en abanderar un "gobierno de coalición", incluso con cuotas de poder en función de los resultados obtenidos por ambas formaciones en las elecciones generales del pasado 28 de abril. Y aunque él está dispuesto a aflojar, los sectores más duros de Podemos e IU le piden que resista el pulso a Sánchez.
"Estamos centrados en Podemos y esperando su respuesta", señalan las fuentes consultadas, lo cual no quiere decir que el PSOE descarte la abstención de Ciudadanos, del PP, o de ambos partidos. Pero eso sería para otro escenario, a finales de agosto, mes y medio después de ese fracaso. Quedan así la búsqueda de ese hipotético cambio de postura de populares y naranjas "pendiente de lo que pase" en la primera tentativa de investidura que, de acuerdo a los cálculos que hacen Sánchez y su equipo, será en la tercera semana de julio.
Mantener la presión a Rivera
Sánchez ha hablado sobre las negociaciones de investidura a su llegada al Consejo Europeo de Bruselas. El presidente ha refrendando a Podemos como socio preferente. La oferta del PSOE a Iglesias es la de ocupar puestos de responsabilidad en el Ejecutivo, pero ningún Ministerio. Según Sánchez, las urnas han dictaminado que los ciudadanos quieren un Gobierno "liderado por los socialistas".
A pesar de que Sánchez está tratando de construir la mayoría con Podemos y PNV, el candidato sigue sin cerrar la puerta de PP y Ciudadanos. El PSOE quiere mantener la presión alta especialmente sobre Rivera, pero también Casado. Y sigue reclamando su abstención.
Es de momento una estrategia más que una negociación. El PSOE no ha ofrecido nada y el pacto con Geroa Bai en Navarra es una línea roja tanto para el PP como para Ciudadanos, que se mantienen en su negativa a investir a Sánchez.
"La responsabilidad de PP y Ciudadanos, como partidos que se dicen de Estado, es facilitar la investidura, no bloquear y garantizar una cierta estabilidad al Gobierno de España", ha dicho.
Sólo en caso de que Sánchez pierda la investidura podría buscar una mayoría alternativa. El PSOE ha advertido a Podemos y sus potenciales socios de que el candidato está dispuesto a ir a la votación sin tener los apoyos cerrados.