Política

Sánchez evita enfrentarse a Maduro para no perjudicar la empresa española en Venezuela

Felipe González, hipercrítico con el régimen bolivariano, y Zapatero, pidiendo "no demonizarlo", simbolizan las 'dos almas' del PSOE sobre qué hacer con el país Iberoamericano 

  • Pedro Sánchez en la cumbre económica de Davos (Suiza).

¿Por qué Pedro Sánchez no ha apoyado desde el primer minuto el derrocamiento de Nicolás Maduro en Venezuela? Una suma de factores explican el aparente retraso del Gobierno socialista en sumarse al coro de países americanos, con EEUU a la cabeza, que ya han reconocido a Juan Guaidó como presidente legítimo.

España no se va a mover "al margen" de la Unión Europea y por eso está empujando entre bambalinas para que la próxima semana haya en Bruselas un Consejo de Ministros Exteriores de la UE que ponga orden en el ruido diplomático de las últimas horas: Dinamarca, por un lado, reconociendo ya a Guaidó como nuevo presidente -los países del Este deseosos de hacerlo-, mientras el resto del continente se resiste por temor a poner en riesgo, en muchos casos, sus propios intereses económicos.

España se sitúa en el medio camino. Apoya la "legitimidad" de la Asamblea Nacional que preside Guaidó, pero no su iniciativa de derrocar a Nicolás Maduro

Hasta ver qué ocurre en esa cumbre, España se sitúa en el medio camino. Apoya la "legitimidad" de la Asamblea Nacional que preside Guaidó, pero no su iniciativa de derrocar a Nicolás Maduro. Sánchez no quiere indisponerse con el régimen bolivariano, al que los militares mantienen su apoyo, y por eso evita aclarar quién controlaría las "elecciones libres" de las que habló en su conversación telefónica de diez minutos este jueves con Guaidó.

Porque Dinamarca "se juega poco" en Venezuela, dicen en el Gobierno, pero nuestra historia común de siglos aconseja prudencia aún cuando los intereses no fueran muchos, que no es el caso. De esos intereses  han podido hablar en Davos (suiza), donde han coincidido el presidente del Gobierno y el consjero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.

Por si fuera poco, para Sánchez también supone un contratiempo el hecho de que su principal socio parlamentario, Podemos, haya calificado de "golpe de Estado" lo que ha hecho Guaidó. Según fuentes del Ejecutivo, Sánchez no ha necesitado hablar con Pablo Iglesias para saber lo que piensa porque el líder morado, de baja paternal, ya lo dijo el miércoles por la noche en Twitter:

Sí se han producido contactos del Ejecutivo y del Grupo Socialista con Podemos y con otros grupos que apoyan al Ejecutivo para explicar la inicial tibieza de la posición española a ojos de PP y Ciudadanos, que no han dudado en  explican fuentes socialistas.

Y luego está el frente interno en el PSOE, que simbolizan mejor que nada las posiciones aparentemente irreconciliables de Felipe González, por un lado, pidiendo derrocar ya al "usurpador" del poder venezolano que es Maduro, y José Luis Rodríguez Zapatero, alertando contra movimientos que pueden desencadenar un enfrentamiento civil en aquel país.

En un comunicado remitido a Efe, el expresidente González avisó a Sánchez de que "ningún demócrata sea cual sea su posición ideológica o su responsabilidad institucional puede aceptar a Maduro como presidente legítimo de Venezuela". "Por eso pido a los gobiernos de la Unión Europea y de los países democráticos de América que reconozcan al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó".

"La Asamblea Nacional es la representante legítima de la soberanía nacional, nacida de elecciones libres y constitucionalmente responsable de llenar el vacío de poder en la presidencia de la República, usurpada por Nicolás Maduro", concluye.

Zapatero incluye más que González

Frente a esa postura tan beligerante, Zapatero, que ha hecho 37 viajes a Caracas para mediar entre el régimen y la oposición antichavista, sin éxito, recalcaba el miércoles, una vez conocido el movimiento de Estados Unidos y otros países, que Venezuela no está exenta de acabar en una guerra civil, y que él lleva «tres años intentando evitarlo». Ahí se llega mediante una operación para «favorecer el diálogo» y «eso no se consigue si demonizamos a una parte frente a otra».

En noviembre pasado ya declaro que le sorprende la "obsesión"que hay por Venezuela; "la permanente presión que hay sobre cualquier hecho u opinión que se vierte sobre Venezuela; la información muy sesgada que hay sobre Venezuela, y solamente puedo atribuirlo a que existe un interés gigantesco económico y político de carácter estratégico sobre lo que representa aquel país", declaraba el ex presidente en relación a líderes como González o José María Aznar, muy crítico también con Maduro.

Y es Zapatero quien se está llevando el gato al agua a la hora de influir en la visión de Sánchez sobre el problema venezolano. De hecho, presidente y ex presidente mantienen ahora -después de años de enemistad manifiesta por el enfrentamiento interno que vivió el PSOE entre Susana Díaz y Sánchez- una relación que no se ha logrado recomponer con González.

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