Política

Sánchez ordenó reaccionar a sus peones para evidenciar el aislamiento de Page: "Está completamente solo"

El entorno de Sánchez da por cumplido su objetivo, que es evidenciar la “soledad” de Page en el PSOE. El presidente castellanomanchego lo asume, pero avisa que los tiempos cambian

  • El presidente de C-LM, Emiliano García-Page, en Fitur. -

Los puentes entre la dirección del PSOE y Emiliano García-Page están rotos. Así ha quedado en demostrado ante los ojos de todo el mundo tras el choque de los últimos días que ambas partes, eso sí, dan por zanjado. El entorno de Pedro Sánchez da por cumplido su objetivo, que era evidenciar la “soledad” de Page. Mientras que el presidente castellano manchego también se da por satisfecho al dejar claro su rechazo total a la amnistía y las enmiendas del terrorismo pactadas con Carles Puigdemont.

“Asunto Zanjado”.  Fuentes de la cúpula socialista quieren dejar atrás la polémica interna con Page. No habrá expediente, ni sanción, ni nadie va a echar del partido a su líder en Castilla-La Mancha. Lo que buscaba Sánchez al lanzar a sus principales portavoces contra Page era demostrar que no le apoya nadie dentro del PSOE. Y lo ha conseguido. Al menos en público, que la mar de fondo existe aunque esté silenciada.

Page ha irritado a su dirección al asegurar que el PSOE se ha situado en el “extrarradio de la Constitución”. El  vídeo de Fitur en el que comentaba su situación con otros barones del PP ha sido la gota que colma el vaso.

El PSOE aísla a Page

Ferraz decidió entonces “sobreactuar” lanzando a sus principales portavoces contra Page. Óscar Puente, Santos Cerdán y finalmente María Jesús Montero. La número dos del partido y vicepresidenta del Gobierno ha acusado a Page de buscar “notoriedad”.

“En relación con las palabras de mi compañero (García Page), decir solamente que no comparto una estrategia en la que la notoriedad se hace a partir de la discrepancia. Creo que ese no es el camino, el camino es ser capaces entre todos de frenar el avance de la derecha y de la ultraderecha", ha dicho Montero.

Las andanadas contra Page han provocado una reacción en cadena de altos cargos y federaciones socialistas respaldando a Sánchez. No ha habido fisuras. Y Page no ha recibido el apoyo de nadie en público, salvo de los suyos en su comunidad autónoma.

Fuentes del entorno de Page admiten que nadie de Ferraz se ha puesto en contacto con él. Una prueba de que la ruptura es total. Cerdán solía telefonear al único barón socialista que gobierna con mayoría absoluta para reconducir otras polémicas. Esta vez no lo ha hecho. Y es probable que no vuelva a hacerlo.

Así las cosas, Page ha intentado rebajar la tensión. Ha defendido los logros “sociales” del Gobierno y se ha reafirmado en los pactos de Sánchez con el separatismo. Page asume que su posición es la minoritaria, pero ha advertido que “lo que hoy es minoritario a lo mejor el día de mañana no lo es".

Mano de hierro contra la disidencia

Page nunca ha aspirado abiertamente a liderar el PSOE, pero cuando parecía que Sánchez perdería las generales del 23-J dejó entrever sus intenciones de controlar el proceso de sucesión desde la gestora. Y tenía todas las cartas para hacerlo tras convertirse en el único barón que resistió al tsunami de las autonómicas del 28-M.

“Llevo desde los 16 años defendiendo al PSOE e incluso haciendo todos los esfuerzos del mundo para que el PSOE gane las elecciones. Creo que en ese sentido no se puede discutir”, ha dicho. “Creo que se me tiene que permitir decirla (mi opinión), y decirla con respeto, porque yo no ataco nunca personalmente”.

Page se mantiene como la única voz discrepante del PSOE con Sánchez después de las elecciones generales. Sin embargo, algo ha cambiado en el partido. Ferraz ha optado por la mano de hierro para contener la disidencia y las opiniones contrarias a la acción del Gobierno. Así ocurrió en el caso de Nicolás Redondo Terreros, que fue expulsado de manera fulminante por expresar su desacuerdo con la amnistía.

No se ha llegado tan lejos con figuras como Felipe González y Alfonso Guerra. Pero sus críticas reiteradas al presidente y sus pactos tienen escaso eco en la militancia socialista, que respalda casi como un solo hombre a Sánchez. 

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