La anterior legislatura estuvo marcada por el bloqueo de las iniciativas del PSOE y Unidos Podemos en la Mesa del Congreso, el órgano de gobierno de la Cámara donde PP y Ciudadanos sumaban mayoría. Ahora, las tornas han cambiado y la nueva aritmética parlamentaria permitirá a los socialistas contar con tres de los nueve puestos, mientras que morados, naranjas y populares tendrán dos cada uno (una vicepresidencia y una secretaría, respectivamente).
En los últimos días no se ha descartado que los socialistas puedan ceder un puesto a ERC en el órgano que se encarga de decidir el orden del día de las sesiones o la ampliación de los períodos de enmiendas a las leyes. Los de Albert Rivera y los de Pablo Casado unieron repetidamente sus votos para dejar congeladas iniciativas que sí contaban con mayoría para su aprobación en el Pleno.
Aunque la jugada de ceder una silla a los independentistas catalanes no ofrece ventajas. Si el PSOE se quedase sólo con dos puestos, perdería la mayoría garantizada que tiene ahora. Pedro Sánchez cuenta con Unidos Podemos como socio prioritario de legislatura (Pablo Iglesias insiste en entrar en el Gobierno) y mucho se tendrían que torcer las cosas para que los morados decidiesen vetar una iniciativa del PSOE en la Mesa. Aunque con ERC el panorama en los años que dure la legislatura puede ser arriesgado.
Con la presidencia, una vicepresidencia y un secretario, Sánchez siempre podría intentar recabar el respaldo de los dos diputados de Cs si los morados le fallasen en alguno momento. Pero es que incluir a los de Oriol Junqueras en el órgano podría generar mucha polémica, pues se da casi por descartada la entrada de Vox. Mientras los republicanos catalanes tienen 15 escaños y poco más de un millón de votos, los de Santiago Abascal lograron 24 diputados con casi 2,67 millones de votos.
Una jugada que podría acabar incluso en el Tribunal Constitucional, que en 2016 declaró nula la composición de la Mesa del Parlamento andaluz porque entendió que se habían vulnerado los derechos de una diputada del PP, que fue "excluida" de las tres secretarías a pesar de haber sido la segunda más votada. Además, todo se decidirá a cinco días para las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo. Y un pacto de ese calibre con los separatistas catalanes tiene incierto rédito electoral para los intereses del PSOE.
A priori, la Mesa del Congreso siempre ha sido un órgano que se debe encargar únicamente de dar trámite a las cuestiones de funcionamiento ordinario de la Cámara Baja, independientemente de afinidades políticas. Pero con la actual fragmentación del Hemiciclo, para cualquier decisión su composición cobra relevancia.