Soledad Becerril (Madrid, 1944) es una de las 27 diputadas y senadoras que participaron en la Legislatura Constituyente. Fiel defensora del modelo constitucional de 1978, la ex parlamentaria ha vivido las conmemoraciones de este pasado 6 de diciembre con más incertidumbre que nunca.
La preocupación ante las negociaciones de investidura del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con Unidas Podemos y ERC le llevó a secundar, junto a más de medio centenar de representantes históricos de las Cortes, un manifiesto reclamando un gran pacto entre socialistas y populares para proteger la unidad de España.
"Me parece que el PP podría evitar un gobierno con apoyos de grupos no partidarios de la legalidad vigente. Sería una decisión de gran trascendencia, de altura de miras y defensa de España. Así se hizo la Transición", dice a Vozpópuli.
Respetar la Constitución
Corría 1981 cuando Becerril se convirtió en la primera mujer ministra de la democracia. La primera de la historia de España fue, efímeramente, la también madrileña Federica Montseny durante el Gobierno de Negrín en la Segunda República. Fue el presidente Leopoldo Calvo Sotelo quien la nombró ministra de Cultura.
La política de UCD acogió de buen agrado que el Gobierno de Sánchez contase con 11 mujeres en sus filas, pero recordó que los cambios en la legislación en materia de igualdad empezaron con el presidente Adolfo Suárez. Entonces no eran tiempos de redes sociales ni de tanta simbología. Mucho menos de pactar con quienes atacan la Constitución.
La presencia de Podemos en el gobierno podría influir y forzar a decisiones no acordes con el modelo constitucional de 1978"
"Podemos es no partidario del modelo constitucional aprobado en 1978. Su presencia en el gobierno podría influir y forzar a decisiones no acordes con el modelo mencionado. En ningún caso supondría una garantía para la defensa del Estado de derecho. No sería modelo alguno de 'progreso', sino de arbitrariedad, de posibles abusos y de indefensión del ciudadano", comenta a este diario.
Según Becerril, la coalición entre Sánchez e Iglesias no sigue la estela de otras coaliciones en Europa. "Los modelos que pueden ser referencias para España son los respetuosos con Constituciones, con democracias parlamentarias, los que defienden el estado de derecho. Los extremos, son muy destructores; no son partidarios de la convivencia, sino de la imposición de ideas o prácticas", considera.
"Un mal para la mayoría de españoles"
Firmó el manifiesto, junto a tantos otros diputados y senadores de las Cortes Generales, por "preocupación" ante la posibilidad de que el próximo gobierno esté atado o vinculado "a decisiones de partidos opuestos a democracias parlamentarias o partidarios de independencia de CCAA". En resumen, dice, partidos que no aceptan de la ley.
La también ex Defensora del Pueblo opina que un gobierno con la presencia o apoyo de ERC estaría condicionado por un partido que no acepta ni la legalidad y ni la constitución. "Sería un gran mal para la inmensa mayoría de los españoles, y una vuelta a un pasado de confrontación que los españoles hemos superado con generosidad e inteligencia", advierte.
Además, añade, la monarquía parlamentaria, "que tanto bien nos ha deparado como fuerza de estabilidad y de moderación, se podría ver muy gravemente dañada".
Por estos y otros motivos Becerril firmó un escrito que cuenta con la rúbrica de más de medio centenar de históricos políticos de PSOE, PP y UCD que han sido ministros, presidentes de comunidades autónomas, alcaldes y que han ostentado altos cargos en las principales instituciones del país.
Desde Guerra a García-Margallo
Entre ellos destacan Alfonso Guerra, Elena Moreno, Enrique Múgica, Francisco Vázquez, José Antonio Escudero, Javier Saenz Cosculluela, José Manuel García-Margallo, Juan Antonio Barranco, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Juan José Laborda, Marcelino Oreja, Nicolás Redondo Urbieta, Ramón Tamames, Rodolfo Martín Villa y Virgilio Zapatero.
Todos se sienten "en la obligación" de expresar públicamente su temor por la "inquietante bipolarización ideológica" que atraviesa el país y ante la "hora difícil de la vida nacional, en la que el interés superior de España debe estar por encima de cualquiera otra consideración".
"No debemos poner en peligro los grandes beneficios que el pacto constitucional nos ha proporcionado en estos cuarenta años", proclaman. "Deberíamos dejar de lado nuestras legítimas discrepancias e intereses electorales, con la convicción de que es más lo que nos une y mucho lo que nos jugamos los españoles", promueve el manifiesto con la rúbrica de Becerril.