Soraya Sáenz de Santamaría dirigía con habilidad el Gobierno de Mariano Rajoy. Su anuencia sobre los miembros del Ejecutivo, al menos los de la última etapa, era decisiva. El famoso G-5, que promovió García-Margallo, dejó de existir tras la defenestración del entonces titular de Exteriores. La exvicepresidenta ha recibido un respaldo mayoritario de sus antiguos compañeros de Gabinete ante el reto de asumir la presidencia del PP.
Álvaro Nadal, el caótico titular de Energía, fue el primero en dar la cara. Lo hizo vía tuit, al objeto de animar al resto de sus compañeros, muy remisos a la hora de mostrar sus preferencias en la 'guerra' sucesoria. Luego lo hizo Íñigo de la Serna, el extitular de Fomento, que convocó nada menos que una rueda de prensa en Santander para mostrar su respaldo absoluto hacia Santamaría.
En el momento de entregar los avales en la sede central de Génova, Fátima Báñez, antigua ministra de Empleo, acompañaba a la exvicepresidenta, junto a Alfonso Alonso, quien en tiempos fue ministro de Sanidad. No quiso Íñigo Méndez Vigo, en tiempos de Cultura, permanecer ajeno a este pulso interno, y se decantó públicamente, mediante nota, en favor también de Soraya. Cristóbal Montoro no se ha pronunciado hasta ahora pero se le encuadra habitualmente en la tendencia del sorayismo.
El baile de Catalá
Mas dudas surgen en la otra familia. Dolores Cospedal ha nombrado portavoz de su candidatura a Dolors Montserrat, la exminista de Sanidad, de quien se habla como futura presidenta del PP catalán. Se supone que Juan Ignacio Zoido le prestará apoyo en este envite, pese a que quien fuera ministro de Interior esquivó una pregunta directa en una televisión. "Hay muchos y todos son buenos", vino a decir, quien durante años ha sido uno de los más estrechos hombres de confianza de la secretaria general. Rafael Catalá, a quien erróneamente se le atribuyó en su día la vitola de de 'sorayo', ahora está con Cospedal, y así lo declaró públicamente. En las últimas horas había sido visto en el Congreso en intensa conversación con Pablo Casado, lo que dio lugar a interpretaciones diversas. Isabel García Tejerina, quien estuviera al frente de Agricultura, tiene más simpatías por Cospedal que por Santamaría, según confiesa su entorno, aunque no se ha significado hasta el momento por alguna de ellas.
Alfonso Dastis, ex de Exteriores, sólo es de Mariano Rajoy. No cabe integrarlo en grupo alguno. Está al margen de esta disputa, pese a que es veterano militante del PP.
Huérfano de respaldo alguno entre los ministros está Pablo Casado, quien cuenta, sin embargo, con el respaldo abrumador de las Nuevas Generaciones, las juventudes del partido, entre cuya militancia recolectó en pocas horas los cinco mil avales que ha presentado en Génova para su candidatura. "No tiene ministros ni los va a necesitar demasiado", dice una persona de su entorno.
