Podemos siempre ha tenido una magnífica facilidad para pegarse tiros en el pie. Ahora, con una opinión pública sumida en el lodazal de corrupción de la policía patriótica que manejaba el Ministerio del Interior presidido por Jorge Fernández Díaz, con toda la prensa, incluso la ubicada más a la derecha, señalando por fin la responsabilidad siempre ocultada del ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy, con el lío del Poder Judicial que sobre todo mancha a PP y PSOE, el partido morado se saca de la manga ese "protocolo relativo a las donaciones de los cargos públicos de Podemos en todos los niveles de representación pública".
El documento, desvelado por El Confidencial, no tiene desperdicio. En román paladino, a partir de ahora los cargos públicos de Podemos no solo dejarán de donar el excedente de los famosos "tres salarios mínimos" -algo que ya supimos en Vistalegre 3 pero que faltaba concretarse-, sino que además donarán el dinero al partido de forma progresiva, de manera que quienes ostenten cargos más relevantes, los ministros y los miembros de gobiernos autonómicos, pagarán menos que quienes ocupen otros puestos menos importantes . Paradójico sistema en un partido que siempre ha defendido, por cierto con bastante razón, subir los impuestos a las rentas más altas.
Con este protocolo, los sueldos de los representantes de Podemos pasan a formar algo así como un sistema de castas. Porque se dona al partido de forma proporcional en función de la responsabilidad que se desempeña. Antes, con el sistema de los "tres salarios mínimos", todos cobraban lo mismo y quienes más dinero recibían eran quienes más donaban. No puede entenderse este cambio. Se podría comprender que otros partidos hicieran esto. Pero en el caso de Podemos resulta cuanto menos incongruente.
En Podemos tienen que lidiar diariamente con ataques gratuitos, arbitrarios o directamente falsarios. Sin ir más lejos, Iglesias y los suyos fueron víctimas de esa policía patriótica que servía los intereses de Rajoy, Fernández Díaz, la inefable María Dolores de Cospedal y, no se olvide porque parece que se quiera olvidar, la también inconmensurable y omnipotente Soraya Sáenz de Santamaría. Lo digo porque este caso de los salarios es un error que choca con la filosofía del partido y, al mismo tiempo, regala munición para sus adversarios en un momento inoportuno.
Ya hace tiempo que Podemos perdió la inocencia porque ostenta el poder y cabalga no pocas contradicciones. Pero el cambio del sistema de los salarios es un error mayúsculo. Y no solo por la proporcionalidad que ahora hemos conocido. Lo lógico, lo coherente y lo necesario sería que volvieran al cobro de los tres salarios mínimos. Al menos, si quieren seguir diciendo que son un partido diferente al resto.
