La secretaria general del PSOE-A y ex presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha llegado en son de guerra a la reunión del Comité Federal que va a aprobar las candidaturas a Congreso, Senado, Parlamento Europeo, autonomía y municipios de más de 50.000 habitantes.
La atención está centrada en las listas al Congreso, en las cuales Pedro Sánchez ha conformado un Grupo Socialista absolutamente pedrista y sin ninguna concesión a su eterna rival. Ésta le había planteado un pulso enviando a la Comisión de Listas una plancha de candidatos apoyados por la militancia de la principal federación, encabezada en Sevilla por Antonio Pradas, a quien el presidente del Gobierno ha vetado.
En su lugar irá de número dos, tras la ministra María Jesús Montero, el que ha sido hasta el viernes pasado delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis; y, además, el cuatro será otro adversario interno de la mandataria andaluza, Francisco Salazar.
Tan es así que, a su llegada al hotel en el que se está celebrando la reunión del máximo órgano entre congresos de los socialistas, Susana Díaz ha recordado que su federación ha tenido la "mano tendida" y que como no ha sido posible "tomo nota" de que el líder socialista no ha hecho caso a la militancia andaluza.