En el mejor de los mundos, el PSOE podría cerrar en junio un congreso de unidad que integrara a los bandos que apoyan por separado a Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López. Sin embargo, es el escenario menos probable, no solo por su enfrentamiento personal sino por los proyectos tan diferentes que cada uno de ellos defiende en asuntos tan cruciales como el conflicto catalán, las posibles alianzas postelectorales y la democracia interna en el partido.
Las propuestas de Díaz, López y Sánchez sobre Cataluña son incompatibles, al igual que las del modelo interno de partido
Pedro Sánchez ha dejado claro en la precampaña de las primarias que apuesta por un Estado plurinacional, un reconocimiento directo a una de las aspiraciones del nacionalismo catalán que el exlíder socialista encauzaría a través de una reforma del artículo 2 de la Constitución. Para llevarlo a cabo, el PSOE necesitaría el respaldo de dos tercios del Congreso y el Senado, paso al que seguirían nuevas elecciones generales y otra ratificación por parte de las nuevas Cortes.
Susana Díaz y los barones que la apoyan discrepan radicalmente de esta solución y lo más que están dispuestos a admitir es la “singularidad de Cataluña”, a través de sus “hechos diferenciales”, sin asumir “privilegios” de ninguna clase para esta comunidad ni tampoco contrapartidas que violenten la igualdad con el resto de los territorios. Se pliegan, pues, al contenido estricto de la conocida como “Declaración de Granada”, un documento en el que Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo que hacer de equilibrista en 2013 para poner de acuerdo al PSC y a las diferentes federaciones del PSOE.
Patxi López, acostumbrado a navegar por aguas templadas, se mantiene en la ambigüedad. El exlendakari defiende una reforma federal que reconozca “la singularidad y la diversidad” de los territorios que conforman el Estado español, sin atreverse a ir más lejos.
Los proyecto de Díaz, Sanchez y López colisionan también en su actitud ante las posibles alianzas postelectorales. Mientras la presidenta andaluza no le hace ascos a gobernar con el aval de Ciudadanos y fue desde el 20D una de las más firmes partidarias de facilitar la continuidad de Mariano Rajoy en La Moncloa, Sánchez no solo intentó llegar al Gobierno con la complicidad de Podemos sino que acaba de reactivar su apuesta por una gran coalición de izquierdas en la que, sin duda, seguiría contando con la formación morada.
El exlendakari no trabajó después de las dos últimas legislativas a favor de la continuidad del PP debido a su proximidad a Sánchez, pero ha dejado claro, siempre que ha tenido ocasión para ello, que considera a Pablo Iglesias un “trilero” cuyo único objetivo es destruir al PSOE.
Por otra parte, de los tres posibles candidatos, Pedro Sánchez es el único que defiende un modelo de partido casi asambleario en el que prevalezca la opinión de la militancia sobre las decisiones que puedan adoptar los máximos órganos que gobiernan la organización, comité federal incluido, todo ello para impedir que la última palabra la tengan siempre “tres veteranos sentados en una mesa camilla”.
En cambio, tanto Díaz como López no quieren imitar a Podemos y son partidarios de mantener las competencias de la ejecutiva y del máximo órgano del PSOE entre congresos.
Las ofertas económicas
Fuentes socialistas concluyen que las diferencias en el programa económico son bastante más difusas, entre otras razones porque cada uno de los tres han puesto los acentos allí donde más les interesa. La presidenta andaluza y sus otros dos contrincantes eluden hablar de soluciones concretas para el sostenimiento de las pensiones porque lo consideran un asunto muy delicado. Tampoco han precisado su modelo fiscal.
López sí ha insistido en más de una ocasión en que no defiende una rebaja de impuestos, sino más bien una subida para que los ingresos públicos pasen del 38 al 50% del PIB cuando la media de la UE se sitúa en el 46%. A pesar de que Susana Díaz bajó impuestos en Andalucía como un guiño a Ciudadanos, José Carlos Díez, su principal asesor económico, opina que ahora no es posible hacerlo en el conjunto del Estado, aunque tampoco apuesta por una subida generalizada y mucho menos en las proporciones que defiende el exlendakari. A su juicio, el IRPF en España ya es bastante progresivo y lo que se necesita para aumentar la recaudación son salarios más altos. Este economista propone también establecer un tipo mínimo en el Impuesto sobre Patrimonio en el conjunto de las comunidades autónomas.
Mientras el exlendakari propone aumentar en 12 puntos los ingresos públicos, la presidenta andaluza ha bajado impuestos en Andalucía
Para conocer qué piensa Sánchez al respecto, conviene remitirse a la última campaña electoral. En ella apostó por una reforma fiscal que mantenga el tipo del IRPF para las rentas medias y bajas e incremente el de las rentas de capital. Quienes fueron sus principales asesores hasta su caída como secretario general, sugieren aumentar los impuestos para destinar recursos crecientes a los “perdedores de la globalización”.