Carles Puigdemont juega a los dados con el nombre de su sucesor. Los diputados de la 'lista del president' peregrinan este sábado a Berlín para recibir instrucciones sobre el plan a seguir, todo un misterio sin resolver. El líder prófugo mantiene en vilo a sus seguidores. Las cábalas no cesan, las filtraciones se suceden. En el independentismo se palpa un profundo malestar con la actual situación. La fecha tope del 22 de mayo para evitar elecciones se acerca y apenas se divisa una salida. ¿Vuelta a las elecciones?.
En los pasillos del Parlament se daba por hecho este viernes la especie de que Elsa Artadi,la gran favorita de las encuestas, ha declinado una supuesta oferta para asumir el papel de presidente 'provisional'. Pretende una función más sólida y con mayor control en el futuro 'Govern'. En el reparto de sillones entre JxCat y ERC, Artadi aspira a la consejería de Presidencia, con mando en plaza y poder decisorio sobre el día a día de la maquinaria de la Administración. Puigdemont incluso ha vedado a su sucesor el acceso a determinadas áreas del Palacio de la Generalitat, como su propio despacho, la sala de juntas y otras dependencias.
Desconocidos en las quinielas
Las quinielas circulan nuevamente a velocidad de vértigo, aparecen más nombres. Surge, inopinadamente, el de Antoni Morral, el antiguo alcalde de Cerdanyola, exmilitante de de IC y diputado número 18 en la lista de JxCAT por Barcelona. Al ceder su puesto Joaquin Forn, ha ascendido al 17. Es un personaje de segundo nivel, sin apenas relevancia pública, sin más trayectoria que su paso por diversos cargos municipales en sus treinta años de actividad pública. Un perfil muy adecuado para lo que pretende Puigdemont. Un perfecto 'chico de los recados', manejable y obediente. Quim Torra, Eduard Pujol, Marc Solsona, son otros nombres que se mencionan para esa función. Gente gris, casi desconocida.
Puigdemont mantiene firmes las riendas del post-procés. El Parlament ha aprobado la ley que facilita su investidura telemática. No habrá tal, porque el recurso del Gobierno ante el TC paralizará cualquier intentona. Pero ha conseguido un nuevo choque con el Estado. Paralelamente, la ANC ha montado un plebisicito entre su militancia para respaldar la investidura del prófugo. Puigdemont se resiste a ceder cuota de poder a la espera de que se pronuncie el tribunal alemán que ha de decidir sobre la euroorden.
Nadie confía en que este encuentro en Berlín despeje el panorama. En sectores independentistas ya asumen que nada se sabrá hasta días antes de la fecha límite. "Apurar los plazos"decían en JxCat. "Nos hemos ganado el derecho a controlar nuestros tiempos", aseguraba su portavoz, Eduard Pujol. El independentismo se agita, se enerva y se fatiga a la espera de una respuesta.