La abrumadora victoria del ex militar Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal) en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, donde ha obtenido el 46% de los votos, es el resultado del desencanto de la población con la corrupción y el sistema judicial brasileños.
Defensor de la familia tradicional, de Dios y de las armas, el conocido como 'Donald Trump brasileño' superó en 15 puntos al líder progresista Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores), al que se enfrentará en segunda vuelta el próximo 28 de octubre.
"Se trataba de elegir entre el horror y el espanto", considera el investigador principal de América Latina del Real Instituto Elcano Carlos Malamud, que explica que Bolsonaro lleva casi tres décadas en la arena política. "En los últimos dos años cobra una relevancia fundamental hasta el punto que hoy es el favorito para ocupar la presidencia en el próximo mandato". Ello, dice, pese a hacer comentarios "machistas, racistas, xenófobos y homófobos".
¿Por qué? Según Malamud el miedo a un regreso del Partido de los Trabajadores tocado los escándalos de corrupción desde el primer mandato de Lula da Silva sería una de las causas, son votos anti-Lula, así como un castigo a la mala gestión económica del Gobierno de Dilma Rousseff.
En momentos de crisis económicas y de escándalos de corrupción es fácil que surja la polarización"
Además, el investigador de Elcano destaca que el resultado de esta primera vuelta dibuja un escenario parlamentario "muy fraccionado", con un Senado donde podría haber hasta 20 partidos representados y un Congreso con una treintena de ellos. "La gobernabilidad en Brasil va ser muy difícil y eso va a dificultar que las reformas que tanto necesita el país se puedan llevar a cabo", opina.
Por otro lado, apunta, hay que esperar a ver qué exigirán los partidos de centroizquierda y centroderecha para apoyar a Bolsonaro. "El panorama no es muy alentador", dice Malamud. El politólogo Álvaro Madrigal, miembro del Colegio Profesional de Politólogos y Sociólogos de Madrid, coincide con el investigador. "En momentos de crisis económicas y de escándalos de corrupción es fácil que surja la polarización", explica.
El discurso "sencillo y victimista" de Bolsonaro es la respuesta fácil para los votantes desilusionados con la izquierda que "buscan una vía de escape". "Bolsonaro puede ser una amenaza para la democracia, supone un cambio radical en América Latina y hay que ver si no produce un efecto dominó", considera.
Por otro lado, explica, sus mensajes buscan provocar el miedo. "Por eso utiliza la crisis de Venezuela como ejemplo de un modelo al que no quiere que llegue Brasil. El miedo lleva a votar a los polos", señala Madrigal. Sin embargo, opina, no está tan claro que vaya a ganar en una segunda vuelta. "El porcentaje de votos ha sido muy alto, pero la centroderecha y la centroizquierda siempre se han unido para evitar polarizaciones, así que puede ocurrir lo mismo. El problema es el gran descontento que existe", concluye.