José Luis Rodríguez Zapatero viajará a Argentina la próxima semana para estar en Buenos Aires el domingo 27 de octubre, fecha de las elecciones presidenciales en las cuales, según todos los sondeos, será elegido presidente Alberto Fernández, candidato del peronista Frente de Todos; tendrá como vicepresidenta a su mentora, la ex presidenta argentina y verdadero poder fáctico del movimiento, Cristina Fernández de Kirchner.
Según ha sabido Vozpópuli, Zapatero viaja a iniciativa del candidato argentino, que le invitó a la noche electoral cuando ambos se reunieron en Madrid durante el viaje que éste realizó a España el pasado 6 de septiembre para entrevistarse en La Moncloa con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.
El político kirchnerista, que fue jefe de gabinete de Cristina Fernández, está trabajando por una nueva relación con nuestro país porque quiere una política de más Europa -va a potenciar el acuerdo UE/Mercosur- y menos EEUU, que es lo que ha patrocinado el actual presidente argentino, el liberal Mauricio Macri. En medio, la sombra de la crisis del régimen venezolano presidido por Nicolás Maduro, que está convulsionando las relaciones geoestratégicas de todos los gobiernos de ese continente.
Zapatero y Venezuela
Zapatero, por su parte, ha realizado una treintena de viajes a Caracas para intentar mediar entre Gobierno y oposición, y se opone abiertamente a la operación apadrinada por Estados Unidos para derrocar por la fuerza a Maduro y poner en su lugar a Juan Guaidó; lo mismo que la todopoderosa ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el boliviano Evo Morales y el presidente mejicano, Andrés Manuel López Obrador.
Fernández quiere que Zapatero y Sánchez formen parte del Grupo de Puebla, que reúne a 32 dirigentes y ex dirigentes de centro izquierda latinoamericanos
Y es que el actual presidente argentino, Macri, se sumó desde un principio al llamado Grupo de Lima apadrinado por Washington, que es el que ha estado dando cobertura política a las acciones estadounidenses contra Nicolás Maduro.
España, por razones estratégicas, no se ha integrado en ese sector duro del antichavismo, y aunque apoyó, como el resto de la UE, el reconocimiento de Guaidó como presidente "encargado" (interino) de Venezuela, no ha dejado de mantener relaciones con Maduro; de hecho, el embajador chavista en Madrid es quien sigue ocupando la residencia oficial.
Zapatero, en ese sentido, puede ser la cabeza de puente de Sánchez en la alianza estratégica que pretende un Alberto Fernández con España que en noviembre será anfitrión en Buenos Aires del segundo encuentro del llamado Grupo de Puebla, un foro integrado por 32 dirigentes de la centroizquierda latinoamericana, al que ya pertenece.