Uno no siempre es profeta en su tierra, y si no, que se lo digan al ministro de Industria, José Manuel Soria. Decenas de personas han llenado de pancartas y consignas contrarias a las propecciones petrolíferas que se realizarán en Canarias uno de los accesos del hotel Volcán, declarado ilegal por la Justicia, donde desde esta semana se aloja un verano más el titular de Turismo.
El político ha sido recibido en su lugar de descanso con una sonora pitada, gritos, pancartas y consignas contra algo que ha indignado a la población de las islas: las futuras prospecciones petrolíferas que tendrán lugar a pocos kilómetros y que a finales de junio fueron avaladas por el Tribunal Supremo.
Según informa ‘La Voz de Lanzarote’, la protesta se convocó por internet y se inició sobre las 6.00 de la tarde en Arrecife, concentrándose 50 personas para salir en caravana hasta uno de los accesos del hotel. Decenas de personas se les unieron por el camino. La Policía y la Guardia Civil desplegaron una decena de agentes antidisturbios y varios policías de paisano, que impidieron el paso de los manifestantes a la entrada principal del hotel Volcán.
No se registraron escenas tensas con los cuerpos de seguridad
A pesar de las protestas y de los intentos de entrar en el complejo, no hubo que lamentar incidentes de gravedad. Solo se vivió un cruce de palabras entre un agente y un manifestante, zanjándose el episodio sin más problemas. Sobre las ocho y media de la tarde, la manifestación comenzó a disolverse de forma espontánea.
La prospección petrolífera, en el punto de mira de los canarios
La intención de Repsol de horadar el fondo marino para extraer petróleo a escasos kilómetros de Fuerteventura ha generado un gran rechazo en las islas. El 7 de junio tuvieron lugar varias manifestaciones en la mayor parte de las mismas, y numerosos artistas se han mostrado públicamente en contra de las prospecciones.
El rechazo se debe a que el archipiélago prácticamente vive del turismo nacional e internacional, y si ocurriese un accidente, el daño a la fauna y flora de las denominadas 'Islas Afortunadas' provocaría daños irreparables al turismo de la zona.