EH Bildu todavía es un apoyo difícil de digerir para buena parte del PSOE. Nadie relevante lo cuestiona en público. Y para la mayoría de sus militantes es un debate al que no le dedican un segundo. Pero esta sintonía con la izquierda abertzale es un problema, primero, para Pedro Sánchez, cuyo discurso contra el PP por sus pactos con Vox queda poco justificado. Y, después, para los barones territoriales, cuyos votantes están muy alejados de esos acuerdos y se enfrentan además a una oposición autonómica que les machaca constantemente por estas alianzas.

Bildu ha salvado el decreto del Gobierno con las medidas del plan de impacto para amortiguar los efectos económicos de la guerra en Ucrania. El gran muñidor de la negociación ha sido Rafael Simancas, número dos del ministro Félix Bolaños. La diferencia en esta votación, con respecto a otras, es que el apoyo de sus cinco diputados ha sido determinante para el Gobierno.

Sánchez cruzó la línea roja de Bildu desde la moción de censura. La izquierda abertzale es para el PSOE un grupo más con el negociar. Lo hacen en Navarra, donde sostienen al Ejecutivo de María Chivite, y ahora en el Congreso.

Bildu, entre el malestar y la lealtad

La vieja guardia socialista ha sido muy crítica con esta línea del presidente. A lo mayoría de los dirigentes actuales lo de Bildu solo les genera indiferencia. No es un problema. Y a los que sí les preocupa se debaten entre el malestar que les produce y la lealtad al partido. Casi cualquier dirigente del PSOE en cualquier provincia puede poner pegas en privado a los pactos con Bildu. Pero al mismo tiempo son muy reacios a hacer declaraciones que "el PP y sus adversarios políticos utilicen en contra del PSOE", reconocen fuentes socialistas.

Los ecos de casos como el del jueves tardan semanas en apagarse. El PP saca toda su artillería para reprochar al socialismo estas alianzas. Una de las novedades de este primer gran debate parlamentario con Alberto Núñez Feijóo en la presidencia del PP es que los populares sí presentaron una alternativa económica. Y tendieron la mano para abrir una negociación.

Sánchez, según reconocen fuentes socialistas, ha tenido que ir eliminando de su discurso la excusa de que PP o Ciudadanos no le dejaban otra alternativa que acudir a estos socios. El partido naranja fue clave con su apoyo a la reforma laboral. El PP se ha ofrecido a negociar este decreto. Incluso Vox, en un giro sorprendente, facilitó con su abstención la aprobación del decreto para gestionar los fondos europeos.

Un dirigente socialista próximo a un presidente autonómico explica que el problema en sus comunidades no solo es Bildu, sino sobre todo el peso del eje vasco-catalán en la legislatura. Los Presupuestos Generales del Estado y otras normas relevantes se han negociado siempre con los grupos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes.

"Este peso y las cesiones lógicas que se hacen en toda negociación se vuelven muchas veces en nuestra contra", explica este dirigente, que recuerda que queda un año para las elecciones autonómicas. "Y vienen debates como la financiación autonómica y otros, y se nos echan encima diciendo que el Gobierno siempre favorece a los mismos".

Eje vasco-catalán de la legislatura

En Aragón, por ejemplo, donde gobierna el socialista Javier Lambán, existe un pulso con Cataluña por la candidatura a albergar los Juegos Olímpicos de invierno del 2030. El Gobierno aragonés se considera "perjudicado" por el proyecto que han armado el COE y la Generalitat. Y reclama igualdad de trato a la hora de albergar las competiciones entre las dos comunidades.

Sánchez acudió en septiembre del año pasado a Zaragoza. Y prometió a Lambán que esa candidatura se haría "en pie de igualdad entre Aragón y Cataluña". La promesa y el viaje tuvieron lugar 24 horas después de que el presidente participase por segunda vez en la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat, que entre otros puntos tiene en su agenda la posible celebración de un referéndum. Sin embargo, esa promesa de Sánchez sigue lejos de cumplirse. Lambán sostiene que de momento el COE no acepta la contraoferta aragonesa.

Sánchez, según explica otra fuente parlamentaria, suele tener estos gestos cada vez que se acerca demasiado al separatismo. "Se monta un acto diametralmente opuesto", dice. Al día siguiente de la mesa diálogo se va a Aragón, que preside el barón del PSOE más crítico con el independentismo, y promete que no habrá prevalencia de una región sobre otra en la candidatura olímpica. No es de extrañar, explica, que La Moncloa esté ideando ya en algún acto que recupere la "senda socialdemócrata".

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