Repsol y Pemex han sellado la paz. Después de varias semanas de conflictos internos y de incertidumbres acerca de la posición de la petrolera mexicana en Repsol, finalmente ambas partes han llegado a un acuerdo, que permite a Antonio Brufau tomar de nuevo el control de la petrolera con muchas garantías firmadas.

La petrolera estatal mexicana, que intentó el pasado verano hacerse con el poder de Repsol en un pacto con Sacyr, se compromete ahora a dar un apoyo total a Repsol (tanto a su consejo de administración, como  a la estrategia, como al equipo gestor). Y además, su participación en la compañía no podrá bajar del 5% ni superar el 10% (actualmente cuentan con el 9,5%) durante 10 años. 

De esta forma, Pemex se mantendrá a la fuerza con un consejero en la compañía durante la próxima década, hasta 2022. Las aspiraciones de la petrolera mexicana pasaban por incrementar su participación hasta el 12,5% con el fin de tener dos puestos en el órgano de poder.

El consejo celebrado ayer ha propuesto la sustitución de José Manuel Carrera (propuesto por el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, el hombre que lideró el conflictivo pacto con Sacyr), por Marco Antonio de la Peña como representante de Pemex en el Consejo de Repsol.

A cambio de estas "cesiones", Pemex y Repsol han acordado sentar las bases para avanzar en un acuerdo industrial, enfocado en diferentes actividades conjuntas en España y Portugal, además de América. Las bases de dicha alianza industrial se sustentan sobre principios de reciprocidad, beneficio y colaboración mutua.

Y por último, junto al acuerdo para la alianza, Repsol acordó proponer la eliminación de la limitación del número máximo número de votos por accionistas, los denominados blindajes.