Orpea, el coloso de las residencias de mayores, ha consolidado su rescate con el gobierno francés a través de Caisse des Dépôts (CDC), un brazo inversor del Eliseo que se encarga de sostener las empresas que considera estratégicas para el futuro empresarial del país. Un movimiento que ha permitido que la compañía se salve de la quiebra, tal y como señaló la subdirectora de políticas sociales de CDC, Laure de la Bretèche, a Le Parisien: "La empresa estaba amenazada con la quiebra, por lo que es lógico que el Estado se interese por su futuro".
Con el acuerdo, el Estado pasa a controlar el 50,2% de la compañía junto a otros tres acreedores: CNP Assurances y las mutuas MAIF y MACSF. Un acuerdo que no afectará de ningún modo a la actividad de la filial española, Orbea Ibérica. Fuentes de la compañía señalan que este movimiento "garantiza la estabilidad del grupo" y que no afecta a los más de 50 centros que posee la compañía en España. De hecho, según estas mismas voces, esta situación no ha variado el plan de apertura de nuevos geriátricos: abrirán este trimestre, uno en Coslada (Madrid) y otro en Logroño. El desarrollo de las actividades de la empresa se mantiene "con normalidad" en todos los centros.
Desde Orpea Ibérica insisten en señalar que la toma de control por parte de CDC no es un rescate, dado que se trata de una simple "dotación de recursos" por parte de "un organismo no especulativo de interés social". Pero la realidad es que el grupo, hasta este acuerdo, acumulaba una deuda bruta de 3.800 millones de euros que será aplacada gracias a una ampliación de capital por ese mismo valor en la que los socios propietarios tendrán prioridad para participar en ella. Después se producirán otras dos ampliaciones por un total de 1.550 millones. Con estos dos movimientos, el grupo pretende regresar a la viabilidad económica.
La inversión por parte del grupo encabezado por CDC será, de esta forma, superior a los 5.000 millones. Es decir, que el Gobierno francés ha utilizado esta fórmula para cubrir la deuda de la empresa y tomar su control por ser estratégica dentro de la rama sociosanitaria. Al fin y al cabo, Orpea posee más de mil geriátricos en once países distintos.
Por tanto, los residentes en los distintos centros que Orpea tiene en nuestro país no verán cierres repentinos o la venta de alguno de sus inmuebles a otra compañía, de modo que pueden estar tranquilos: al fin y al cabo, la crisis que sacudió a la empresa durante 2022, acentuada por la que ya arrastraban las residencias por la pandemia, parece haber llegado a su fin.
Crisis a raíz de una crisis de reputación
La publicación en enero de 2022 de 'Les fossoyeurs' (Los sepultureros) por parte del periodista Victor Castanet desencadenó una caída en bolsa de Orpea que le hizo acumular una deuda inasumible: cayó en bolsa un 93% a lo largo del pasado año debido a que el libro relataba situaciones de maltrato a los usuarios, así como un racionamiento de la comida y el material sanitario para mejorar el margen de beneficio.
Esta denuncia hizo mucho ruido en Francia y desencadenó que se hiciera una auditoría independiente promovida por los propios accionistas. Esta confirmó que la mayoría de las informaciones destapadas por Castanet eran ciertas. La llegada del libro a las tiendas decapitó a la empresa; Yves Le Masne fue destituido de la dirección general de Orpea.
Antes de que esto sucediera, Le Masne vendió todas sus acciones en la compañía, algo que fue investigado por la justicia francesa, ya que en la compañía ya sabían que 'Les fossoyeurs' estaba en el horno y, por tanto, pudo utilizar información privilegiada para sacar un beneficio económico de en torno a 600.000 euros. De hecho, el propio Castanet reconoció en una entrevista para la televisión pública francesa que un intermediario de Orpea le ofreció 15 millones de euros para que no publicase el texto.