España

Las ocho piezas que chirrían en la puesta en escena de la abdicación del Rey

"Nada de lo que pasó se ha improvisado", aseguró ayer Mariano Rajoy. Quién lo diría. Una decisión tan memorable y crucial habría reclamado más habilidad y precisión. No todos los años abdica un Rey.

  • El Rey Juan Carlos en el Palacio de la Zarzuela

El sigilo puede justificar determinadas descoordinaciones, pero se acumulan los datos contradictorios y se amontonan las piezas que chirrían en una operación plagada de preguntas sin respuesta. Empezando por la decisión del Monarca y terminando por la fecha y el procedimiento elegido para comunicarla. He aquí algunos de los puntos más controvertidos que mueven a la sospecha.

1.- Del 'yo sigo' de Navidad al 'me voy' de Reyes. El último mensaje navideño de don Juan Carlos incluyó la siguiente frase: "Mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica en función del mandato que me atribuye el orden constitucional". Un compromiso inquebrantable por mantenerse firme en su función y en su papel al frente de los destinos de la Nación. Unos días después, el 5 de enero, fecha de su 76 cumpleaños, empezó todo. Según la versión de la Zarzuela, el Monarca, ese día, le transmitió al Príncipe, primero, y a la Reina y la Princesa, después, su decisión de iniciar los preparativos para el proceso de abdicación. ¿Qué ocurrió en esos doce días? Se produjo luego, el 6 de enero, la penosa imagen del Jefe del Estado durante la Pascua Militar, confuso y trastabilleante, y, un día después, don Felipe se afeitó la barba.

2.- ¿Para qué el aforamiento del futuro Rey? El Rey informó a Rajoy el 30 de marzo y a Rubalcaba el 3 de abril de la operación. El día 4 de abril, el Consejo de Ministros aprobó incluir en la Ley Orgánica del Poder Judicial el aforamiento del Príncipe, junto al de la Reina y la Princesa de Asturias. ¿Para qué necesita el futuro Rey el aforamiento, si la Constitución le garantiza su absoluta inmunidad?

3.- Los esforzados e inexplicables viajes del Monarca. El Rey, ya de salida, engorda su agenda con desplazamientos incesantes fuera de España, en especial a los países del Golfo. Se trataba, dicen ahora, de rearmar la imagen de la Corona. El jefe de la Casa del Rey traslada a los periodistas la existencia de unas desconocidas encuestas privadas que reflejan un incremento en la popularidad del Rey. ¿Para qué el tremendo palizón de la gira por el Golfo por parte de un Monarca renqueante y saliente? ¿Para qué se programó un viaje a Qatar que ha tenido que suspenderse, oficialmente porque allí hace mucho calor en esta época del año?

4.- Una ley de abdicación del tamaño de un tuit. La vicepresidenta del Gobierno, nos han dicho, se encargó de coordinar los trabajos para elaborar la ley de abdicación, tal y como recoge preceptivamente la Carta Magna, junto a Rafael Spottorno. Ayer conocimos el nuevo texto legal, de extensión similar a un tuit y en el que no se hace referencia ni a la inviolabilidad jurídica del monarca saliente, ni se recoge mención alguna a la Sucesión, algo necesario para así dejar zanjado este espinoso asunto para el futuro. Tampoco se señala nada respecto al tratamiento y a la disposición en la Familia Real de Don Juan Carlos en el futuro. ¿Rey padre? Se ignora también su futuro lugar de residencia. Si seguirá en el Palacio de la Zarzuela o ese edificio será ocupado por los Príncipes una vez Reyes. ¿Tantos meses de trabajo para tan nimio resultado? O las prisas o el parto de los montes.

5.- El toma y daca sobre la jornada de proclamación. El mismo equipo de trabajo debía diseñar otros aspectos concretos sobre la ceremonia de proclamación del Príncipe de Asturias como Rey Felipe VI. Pero toda la jornada de ayer fue un toma y daca agotador entre el Gobierno, Congreso y Zarzuela sobre la fecha elegida. Finalmente se despejó la duda: será el 18 de junio. ¿Nadie pudo haber mirado antes un calendario y despejar con tiempo y mesura la gran incógnita?

6.-Las agendas 'locas' del día D. Se nos dice que el jueves pasado se reunieron el Rey y el Príncipe de Asturias con Rajoy y Rubalcaba en la Zarzuela para ultimar los detalles del crucial lunes 2, el 'día D' de la operación. ¿Por qué ese día si el monarca tenía agendado un desplazamiento a Barcelona que hubo de suspenderse? ¿Por qué precisamente esa jornada si Rubalcaba se concentraba con la ejecutiva del PSOE, en crucial cónclave para decidir formato y fecha del Congreso extraordinario del partido? ¿Por qué esa jornada si Rajoy despedía a la Selección Nacional de Fútbol que tuvo que esperar una hora a pie de avión la llegada del presidente?

7.- La familia Real, desperdigada. Se buscó, dicen, una fecha para llevar a cabo el sorprendente anuncio, en la que la Familia Real estuviera reunida. Nada más lejos. El Príncipe tuvo que acelerar su regreso de El Salvador para llegar a estar presente en momento tan señalado (si se hubiera averiado su avión, como es costumbre, no lo habría logrado) y la Reina viajaba esa tarde a Nueva York. La infanta Elena, por Ecuador y Cristina... no cuenta, pero seguía en Ginebra. O sea, la Familia Real reunida y bajo control.

8.- La penosa calidad del vídeo. En anuncio tan crucial para el futuro político de la institución y del país, la grabación del mensaje de monarca no pudo parecer más cutre. Toda España pendiente de su emisión y se tuvo que aplazar en dos oportunidades. Dicen que el Rey se emocionaba y tuvo que repetir varias veces. Quizás. ¿No estaba todo tan preparado? El resultado final del vídeo dio lugar a muchos comentarios.

Estas son sólo ocho piezas que no encajan en la versión oficial de los hechos, aunque podrían ser más. Cierto que el sigilo ha obligado a algunas improvisaciones. Pero, ¿tantas? ¿Y tan evidentes? Nadie desvela el por qué de una decisión histórica que, a todas luces, trasluce un alto grado de precipitación. ¿Tuvo algo que ver el resultado de las europeas, en las que los dos grandes partidos perdieron cinco millones y medio de votantes? ¿El miedo a un futuro Parlamento ingobernable en el que sería imposible llevar a cabo este relevo con tranquilidad? ¿Quizás la renuncia de Rubalcaba, pieza clave para evitar sobresaltos republicanos en el partido de la oposición? "Nada de lo que pasó se ha improvisado", aseguró ayer Mariano Rajoy. Quién lo diría. Una decisión tan memorable y crucial habría reclamado más habilidad y precisión. No todos los años abdica un Rey.

 

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