Pedro Sánchez ha roto 40 años de política exterior española y ha aceptado el control de Marruecos sobre el Sáhara occidental. La decisión del presidente del Gobierno ha supuesto un terremoto político en el seno del Ejecutivo y también externo, porque supone un claro gesto de acercamiento a Estados Unidos. Por un lado, la cesión ante Marruecos es un golpe para su socio de coalición Unidas Podemos, que defiende el referéndum de autodeterminación de la ex colonia española. Podemos vuelve a quedarse fuera de un movimiento trascendente de política internacional, como ha ocurrido con la invasión rusa de Ucrania.
Por otro lado, Sánchez asume el plan de autonomía marroquí en un momento geopolítico delicado, cuando Europa trata de reorganizar su política energética y desconectarse del gas ruso. La dependencia española del gas de Argelia, alineado con el Frente Polisario y la autodeterminación del Sáhara, abre un periodo de incertidumbre para España. Pero fuentes consultadas por Vozpópuli consideran que Argel no cerrará el grifo ahora que no solo España, sino también Francia, pueden incrementar el pago de su factura.
Las autoridades marroquíes, concretamente la Casa de Mohamed VI, se ha encargado de anunciar la nueva posición del Gobierno español. Rabat da por cerrada la peor crisis diplomática con Madrid desde la invasión del islote de Perejil en 2002. El conflicto ha durado casi un año y ha tenido diversas fases, la última de ellas con la mediación del rey Felipe VI. Sánchez acepta el plan de Marruecos, que básicamente propone una autonomía limitada para el Sáhara. Hasta ahora, España ha estado tradicionalmente alineada con una resolución de Naciones Unidas que defendía la celebración de un referéndum de autodeterminación.
Sánchez humilla a Podemos
Esa posición, la de la ONU, es a la que se aferra Podemos, que ha salido en tromba a criticar el anuncio de los Gobiernos de España y Marruecos. Tanto la vicepresidenta Yolanda Díaz como la ministra Ione Belarra han expresado en las redes sociales su disconformidad. "No podemos compartir esta propuesta porque el plan autonomista que defiende Rabat supone abandonar la posición de neutralidad y consenso de las resoluciones de Naciones Unidas", dicen fuentes del partido morado. "Ni el Polisario ni Argelia aceptarían esta solución".
Las divergencias entre PSOE y Podemos se han hecho más evidentes desde que estalló la guerra en Ucrania. Y la situación de Marruecos vuelve a tensionar la coalición en un momento geopolítico especialmente complejo, con el ex vicepresidente Pablo Iglesias día sí, día también en los medios criticando la posición de Sánchez en el conflicto que sacude el Este de Europa.
Al margen de la cuestión doméstica, la primera consecuencia de la decisión de Sánchez a nivel internacional es el restablecimiento de las relaciones plenas con Marruecos, que sigue sin embajador en Madrid desde hace diez meses. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viajará a Rabat a finales de este mes y se espera que el propio Sánchez acuda a Marruecos de forma inmediata.
El Gobierno entiende además que este acuerdo y la nueva era en las relaciones diplomáticas España-Marruecos entierran también cualquier contencioso sobre Ceuta y Melilla como territorios plenamente españoles. Rabat, sin embargo, no ha hecho mención a alguna al futuro de las ciudades autónomas en su comunicación.
Kosovo, ¿otro gesto hacia Biden?
La segunda es congraciarse con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El Gobierno norteamericano ha defendido este plan después de que Marruecos restableciera relaciones con Israel. La número dos de la secretaría de Estado, Wendy Sherman, visitó Rabat hace unas semanas para trasladar su respaldo en este contencioso. Sánchez lleva meses intentando acercarse sin éxito a Biden, que duda de la coalición española.
Este gesto seguro tendrá el reconocimiento de la administración norteamericana, que hasta el momento ha dejado sistemáticamente a Sánchez fuera de su núcleo de aliados preferentes.
A esta decisión de España, según estas fuentes, podrían seguirle otras como el reconocimiento de Kosovo. Otra demanda histórica de Estados Unidos, que además molestaría a Rusia; defensora de lo que llaman la "integridad de Serbia".
El gas de Argelia y Mauritania
Y, por último, está Argelia, país alineado con el Frente Polisario y en permanente choque con Marruecos. Fuentes diplomáticas consultadas por este diario reconocen que el paso de Sánchez supone un riesgo para la relación bilateral con nuestro principal proveedor de gas.
Y este choque se produce en un momento de fuertes tensiones en el mercado por la sanciones a Rusia. Sin embargo, estas fuentes entienden que Sánchez ha medido bien el paso. Y creen que Argel no se atreverá cerrar el grifo a Europa cuando puede verse beneficiada económicamente por el rechazo de la Unión Europea a Moscú.
El Gobierno también ha consultado este movimiento con Mauritania, otro actor regional relevante aunque menos que Argelia. Su presidente estuvo el jueves en España y se entrevistó con Felipe VI.