Pedro Sánchez es el Tío Gilito de los presidentes del Gobierno. Ningún otro Ejecutivo gastó tanto en España. El Gobierno de Sánchez ha batido por tercer año consecutivo el récord de gasto, como se puede comprobar en los documentos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) estudiados por Vozpópuli. En 2022, el presidente socialista y sus 22 ministerios (no cabe una silla más en el Consejo de Ministros) gastaron más de 178.000 millones de euros. Para ser exactos, la cifra asciende a un total de 178.646.101.000 euros.
El gasto del Gobierno central en su totalidad es el doble de la cifra señalada, alcanzando los 345.000 millones de euros. Sin embargo, para que la comparación fuese lo más justa posible se han excluido del monto total las inversiones del fondo de contingencia, lo destinado a financiar la deuda pública, las transmisiones financieras a entes territoriales, comunidades autónomas y a las relaciones financieras con la Unión Europea. La cifra resultante, los 178.000 millones, corresponde al gasto de Pedro Sánchez, sus 22 ministerios, Casa Real, Cortes Generales, Tribunal de Cuentas, Tribunal Constitucional y Consejo de Estado.
Sánchez consigue batir récord de gasto por tercer año, en una línea ascendente que comenzó en la pandemia de covid-19, el estreno del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Aquel año, el Gobierno alcanzó los 165.000 millones de gasto. Se trata de una cifra muy alejada de la del resto de Ejecutivos registrados en el IGAE, cuyos datos comienzan en 2003.
Pese a la magnitud de esta cantidad, al año siguiente, en 2021, el Gobierno de Pedro Sánchez ascendería a los 172.000 millones de euros de gasto, 7.000 millones más que el año récord. Ahora, de nuevo, el Ejecutivo ha hecho uso de 6.000 millones más, por lo que 2022 se sitúa como el año que más ha gastado un Gobierno en la historia de la democracia, alcanzando los 178.000 millones.
Tras el pódium de Sánchez, en cuarto lugar, se sitúa un Gobierno del expresidente popular Mariano Rajoy. Fue el de 2012, cuando el gallego aterrizó por primera vez en Moncloa tras varios intentos fallidos (perdió las primeras elecciones contra Zapatero y las segundas, aunque las ganó, no obtuvo mayoría). Tal año, Rajoy y su equipo de Gobierno hicieron uso de 155.000 millones de euros, 60.000 millones más que el año anterior, el último de José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa.
Aznar, el Gobierno más barato
Que los tiempos han cambiado se nota no solo en las calles, las avenidas, y en el interior del Congreso de los Diputados, también se percibe en las cuentas de resultados de cada Ejecutivo. Los Gobiernos actuales gastan mucho más que en tiempo del expresidente José María Aznar. En 2003, el Partido Popular gastó 52.000 millones de euros, o sea, casi cuatro veces menos que Pedro Sánchez este año. Incluso Mariano Rajoy triplicó esta cifra en 2012. Cabría preguntarse si ahora, gastando 178.000 millones, los españoles viven mejor que cuando se gastaban 52.000, aunque eso da para otro artículo.
El gasto público crece de forma paulatina entre 2003 y 2009. Desde aquel Gobierno de Aznar, el penúltimo como presidente, hasta la segunda legislatura de Zapatero, hubo un crecimiento del 100%. En 2009, Zapatero precisó de 72.000 millones de euros más que Aznar para gobernar España y ofrecer los servicios del Estado del bienestar que corren a cargo del Gobierno central.
Si bien es cierto que con la llegada de la crisis económica, cuando ya nadie creía en los brotes verdes, el Ejecutivo de Zapatero contuvo nuevamente el gasto, que bajó a los 110.000 millones en 2010, y en 2011 a los 92.000 millones. Cuando Rajoy llega a Moncloa, el gasto se disparó de nuevo, aunque nunca alcanzaría de nuevo cifra similar en sus dos legislaturas.
El Gobierno de Rajoy tuvo que hacer frente a los momentos más duros de la crisis económica y a una Unión Europea que, al contrario que ahorra, decidió cerrar el grifo de la inversión. Rajoy redujo el gasto de sus ministerios tanto en 2013 como en 2014. Aun así, sus cifras seguían por encima de las de Zapatero en sus dos legislaturas. En 2015, con la mejora económica, Rajoy alcanza su segundo pico de gasto, llegando a los 144.000 millones.
Al año siguiente, Rajoy cierra su primera etapa al frente del Gobierno con 100.000 millones de euros de gasto, incluso menos que Zapatero en 2008. Esta cifra se mantuvo estable tanto en 2017 y 2018. Tras la moción de censura y la resaca del restaurante Arahy, dio comienzo el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez. El presidente socialista heredó los presupuestos de Cristóbal Montoro, lo que le obligó a contener el gasto.
La irrupción de Podemos
En 2019, el Gobierno en funciones de Sánchez registró un gasto de 96.000 millones. Sin embargo, la irrupción de Podemos en la ecuación gubernamental dispararía de manera exponencial el flujo de dinero. En 2020, el Gobierno de coalición PSOE-Podemos incrementó el gasto un 171%, superando los 165.000 millones, en una senda de despilfarro que se mantiene hasta el día de hoy.
papapaparazzi
El Caudillo Sánchez no tiene un detector de mentiras en el ojo como Rajoy sino que lo tiene en toda su cara, la tiene enterita contraida. Madre mía, Sánchez haciendo realidad el sueño húmedo de cualquier socialista, robar al pobre y la clase media, y gastarlo desmesuradamente en cualquier chorrada que se le ocurra
nidiosniamo
España padece ahora lo que en Málaga estuvimos demasiados años sufriendo: la ponzoña verborreica del coordinador general del PP, Elías Bendodo. El personaje en cuestión no duda en recurrir a la mentira y la manipulación más zafia para conseguir su objetivo, es decir, atenazar el poder cueste lo que cueste. La toxicidad que destila se desparrama ahora por toda España, cuya ciudadanía vuelve a asistir a esta contaminación a cuenta del atentado que PP y Vox quieren cometer en Doñana. Bendodo acusa al Gobierno de articular "una campaña fake" para "manchar la imagen de Andalucía". Cuánta mentira e indignidad concentrada en tan pocas palabras. En primer lugar, porque no es el Gobierno únicamente quien ve un peligro medio ambiental en los planes de legalizar los regadíos ilegales de Doñana; lo hace también el grueso de la comunidad científica y la misma Unión Europea, que ya tiene armado su brazo sancionador para hacernos pagar. Así pagáramos millones y millones de euros a Bruselas, de nada serviría al ecosistema de este parque natural, cuya agresión seguirá produciéndose -salvo que se articule un cada vez más necesario '155 medio ambiental'-, mientras Juan Manuel Moreno Bonilla continúa disparando con pólvora del rey. En segundo lugar, la desfachatez ilimitada de Bendodo le lleva a apropiarse de toda Andalucía. Pensar que lo que se mancha es la imagen de Andalucía y no únicamente de quien la quiera dañar, esto es, el PP, es otro ejercicio narcisista marca Bendodo. Ya le pasó con la ciudad de Málaga, de la que salió escaldado después de que el veterano alcalde y compañero de partido Francisco de la Torre le dejara claro durante varias legislaturas que mientras estuviera él, no tendría vía libre para la alcaldía. Ahora, quien defiende planes que arruinan de manera irreparable a Andalucía, se victimiza apropiándose de ésta. Esta estrategia de la derecha es tan habitual como mezquina: si lo hacen con España en su conjunto -discriminando entre "españoles de bien" y de mal-, ¿cómo no caer en la tentación de hacerlo con una región específica? Lo hace proyectando en terceros lo que en realidad está haciendo él mismo, esto es, "inventando los datos, malinformando al conjunto de los españoles y de otras instituciones nacionales e internacionales". Como ya hiciera en toda Málaga como coordinador del PP malagueño, la moralidad de Bendodo es tan líquida que cruza la frontera y se convierte en inmoralidad. No tiene límites a la hora de retorcer la realidad, de engañar al pueblo, con un tono grosero y faltón que ha convertido la política en una ciénaga en la que se mueve cómodamente. Tantas veces ha vendido su alma al diablo, pactando con lo más deletéreo del panorama político, que no le queda alma... quizás eso facilita aún más el despliegue de las peores artes en un escenario que, precisamente, habría de ser donde moviera lo más noble. No es su caso, más bien todo lo contrario. Poner encima de la mesa el daño que PP y Vox quieren hacer a Doñana por un puñado de votos no es manchar la imagen de Andalucía; para esos menesteres ya tenemos al gobierno de Moreno Bonilla, que consume la región, la esquilma en esa visión cortoplacista de quienes promueven la riqueza de unos pocos a costa de la pobreza generalizada. En este caso, de la pobreza natural: lo vemos con los regadíos ilegales de Doñana o con los primeros incendios forestales esta campaña que evidencian que, un año después de la tragedia de Sierra Bermeja, el gobierno del PP no ha hecho absolutamente nada por limpiar y cuidar los montes. Podemos observarlo con la sequía, cómo ha mirado a otro lado durante años ante las fugas de miles de metros cúbicos de agua que se perdían o impulsando cultivos impropios, como el mango y el aguacate, que han llevado a regiones como la Axarquía malagueña al colapso hídrico. La derecha y secuaces de la calaña de Bendodo son quienes no sólo perjudican la imagen de Andalucía, sino que parasitan a la región chupando lo mejor de esta maravillosa tierra, culpando después de ello a terceros. Málaga hace años que lo caló, y ahora, lamentablemente, es el turno para España. Ojalá ésta no pague el caro peaje que para hacerlo estamos pagando en el sur, donde dejó herederos de su misma condición.
Discobolo-60
A este mamarracho cuando le dijeron que padecía la Tríada Oscura de la personalidad ( Maquiavélico, Narcisista y Psicópata ), ahí la Sra. Rosa Díez lo bordó. Este individuo es un personaje peligroso u no tiene control. Ya vemos el despilfarro que hace del dinero público y todo con el fin de mantenerse en el poder, aún dejando a España en la más absoluta ruina. Ya va siendo hora que le despojemos de la Moncloa, semejante individuo no puede permanecer más tiempo siendo Presidente del Gobierno