El Ministerio de Asuntos Exteriores se pronunció el pasado martes sobre el turismo sanitario que los españoles realizan hacia Turquía. Por primera vez, el Gobierno ha advertido del riesgo que supone entrar a quirófano en el país otomano e implora que los pacientes comprueben "el nivel de calidad del centro y los facultativos elegidos".
El Gobierno habla de operaciones estéticas, pero los cuatro fallecidos españoles por los que ha elevado el nivel de alerta fallecieron por realizarse cirugías para reducir de peso. Pese a ello, desde Exteriores extienden la alerta a todas las cirugías estéticas que ofrecen en el país, incluidas, entre ellas, las de trasplante capilar, una de las más populares.
Desde Exteriores pidieron "la máxima precaución y comprobar el nivel de calidad del centro y los facultativos elegidos" toda vez que "el nivel de las instalaciones hospitalarias y de los tratamientos varía de manera muy relevante dentro del propio país". Una advertencia que comparten desde la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO), que ven de manera constante cómo pacientes acuden a clínicas españolas después de un mal resultado en territorio turco.
Andrés Sánchez Pernaute, presidente de SECO, cuenta a este diario que en Turquía hacen "cirugías que no son solo estéticas" y que los facultativos españoles no saben "cómo lo hacen". Señala que para que una interveción sea exitosa, es clave que exista un criterio de selección del paciente, que el equipo encargado sea profesional y multidisciplinar, además de realizar un seguimiento al paciente de por vida. Según el Dr. Sánchez Pernaute, en Turquía fracasan en los tres puntos.
Destaca el seguimiento, "que no se hace", asegura. "Cuando hacemos cirugías en estómago e intestino delgado, hacemos alteraciones para toda la vida del paciente que pueden tener impacto en otros órganos", cuenta el doctor Sánchez Pernaute a Vozpópuli. Es por este motivo que es importante observar a los pacientes durante toda la vida para ver qué efectos realiza la cirgúa. "Yo veo pacientes que operé en el año 98", afirma el presidente de SECO.
Además, no ve con buenos ojos que las personas operadas cojan un vuelo a los pocos días de someterse a una cirugía. "Realizar un viaje a larga distancia tres días después de la cirugía no es recomendable", afirma, pero esto es algo común entre los pacientes que se someten a cirugías en Turquía: a las pocas horas de recibir el alta, se trasladan al aeropuerto para regresar a España.
Por otro lado, desde SECO consideran que el criterio de selección es muy laxo, ya que prácticamente con pagar lo que pide la clínica ya operan. "Es imposible examinar a un paciente a 5.000 kilómetros de distancia y evaluar si es candidato para la cirugía", afirma el Dr. Sánchez Pernaute. Por tanto, no se opera al paciente según su necesidad y características: se le opera si pagan la tarifa, que en algunos casos resulta demasiado baja incluso para cubrir el coste del quirófano y del abundante material quirúrgico necesario.
"Cuando un determinado famoso se va a operar a Houston, todos asumimos que va a ser correcto. Pero este no es el caso, porque la gente va a Turquía porque les operan sin criterio de selección, de forma rápida y a un bajo coste", reflexiona Sánchez Pernaute. "Me sale más barato, si no soy candidato me lo van a hacer y va a ser rápido", concluye.
El problema, según denuncia SECO, es que el bajo porcentaje de pacientes candidatos que se operan, tan solo el 1-2% del total. Y eso es "siendo muy optimista", tal y como reconoce el propio Sánchez Pernaute. Las largas listas de espera en los hospitales públicos y el alto coste de las clínicas privadas empujan a muchos españoles a tomar la vía turca.
Por ello, desde SECO, se preguntan que hay que hacer para evitar que los españoles se operen en Turquía. Son varias: ¿Es posible bajar el precio a uno que asuma el paciente? ¿Se puede mirar por qué las aseguradoras no dan más facilidades? ¿Por qué no se crean vías de alto flujo para que los pacientes en la Seguridad Social se operen más rápido?
Preocupan los casos de botulismo en Europa
Las autoridades sanitarias europeas han pedido estar alerta ante varios casos de botulismo en pacientes que se han sometido a tratamientos para adelgazar en Turquía. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades alertó el pasado marzo de 14 casos en Alemania, Suiza y Austria. Se trata de una enfermedad paralítica grave causada por una toxina nerviosa producida por la bacteria Clostridium Botulinum.
Desde SECO aseguran que esto sucede porque las cirugías "se hacen mal", ya que en Turquía es común usar el botox para tratamientos contra la obesidad, una fórmula que las sociedades científicas no aprueban "porque se probó y no funcionó". Lo curioso, según señala el Dr. Sánchez Pernaute, es que estos casos "presentan complicaciones peores que hace unos años", en los comienzos de este tipo de tratamientos.
Yomismo
Avisos una vez, posiblemente dos, pero quien siga en esas trece que lo paguen. Ir a Turquía, para lo que sea, es tan peligroso como ir a cualquier país musulmán.