La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha subrayado este sábado que con la reforma de las administraciones ha llegado la hora del "sacrificio" de los políticos, que se suma al esfuerzo que han realizado los ciudadanos durante los últimos tiempos debido a la crisis. Sáenz de Santamaría ha participado este sábado en una reunión a puerta cerrada con presidentes provinciales del PP, a quienes ha explicado los detalles de la reforma de las administraciones y ante quienes ha resaltado que es una llamada a la eficacia, la eficiencia y la cercanía con los ciudadanos, han explicado fuentes del Partido Popular.
La vicepresidenta ha puesto en valor el esfuerzo que se ha realizado hasta ahora para la reducción del gasto público y por adelgazar y racionalizar la administración y ha asegurado que esta reforma es uno de los elementos clave para el futuro del país. No se ha olvidado en este punto, de destacar el esfuerzo "titánico" de las comunidades, ha recordado que se han reducido ya 535 empresas públicas y ha dicho que el Gobierno aspira a que se supriman otras 728.
De acuerdo con su análisis, el Gobierno ha querido además responder en cierta manera a la pregunta que se hacen los ciudadanos sobre qué están dispuestos a hacer los políticos después de los sacrificios que se ha pedido a la gente. Y, en este punto, ha sostenido que ha llegado la hora del "sacrificio" del Estado y de los políticos, han resaltado las mismas fuentes.
Tras hacer hincapié en el trabajo que ha supuesto el informe sobre las administraciones, Sáenz de Santamaría ha emplazado a sus compañeros a sacar pecho por este proyecto, por ser el único partido que ha afrontado una reforma de este calibre. Un trabajo inédito, ha recordado, que ha llevado siete meses y que está llamado a convertirse en una de las claves del futuro para salir de la crisis junto a otras medidas como la ley de emprendedores o el plan de empleo juvenil, porque contribuirá a dar confianza.
Sáenz de Santamaría ha explicado también que el gasto en administraciones publicas es inferior a la media de la OCDE y se ha detenido en algunos de los detalles de la reforma, como la disciplina presupuestaria, la transparencia o la racionalización de las estructuras y de los organismos.