El represor argentino Adolfo Scilingo tendrá que terminar de cumplir su condena en España por 'los vuelos de la muerte'. Según un auto al que ha tenido acceso Vozpópuli, el Tribunal Supremo ha rechazado el último intento del represor argentino de anular su pena de 1.084 años que le impuso en 2007 por 30 asesinatos y complicidad en 255 detenciones ilegales. 'Los vuelos de la muerte' era una práctica que usó la dictadura militar en Argentina que consistía en secuestrar y drogar a opositores al régimen y después arrojarlos con vida al mar desde aviones en marcha.
El propio Scilingo, de 71 años de edad, admitió en el pasado haber estado destinado en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), el siniestro centro de tortura de Buenos Aires en el que se calcula que estuvieron detenidos contra su voluntad cientos de personas durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional entre los años 1976 y 1983. En 1997 concedió una entrevista para TVE en la que ofrecía todo lujo de detalles de cómo hacían desaparecer “subversivos”.
Aprovechando aquella visita a España para dar testimonio de lo que sucedía en la dictadura, el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón le citó a declarar y ordenó su ingresó en prisión alegando que, entre las víctimas, había 600 ciudadanos españoles. Más de dos décadas lleva preso y sólo desde hace unos años sale regularmente para disfrutar de permisos penitenciarios de varios días con su familia tal y como desveló en exclusiva este periódico, que dio con su paradero.
En su último intento, Scilingo alegó el pasado septiembre ante el Supremo una sentencia emitida a finales de 2017 por el Tribunal oral en lo criminal Federal número 5 de Buenos Aires. Defiende que este fallo judicial se produce tras 14 años de investigación en Argentina donde han podido contar con más pruebas que la Justicia española en su día y que pese a ello no le imputan ningún delito.
Lucha contra la subversión
Junto a la resolución, aportó una serie de documentos con los que pretende demostrar que nunca fue destinado, pese a su queja, a cumplir en el Grupo de Tareas 3.3.2, durante los años 1977 y 1978, a actividades relacionadas con la “lucha contra la subversión”. No obstante, según el relato de hechos probados de la sentencia que le condenó en 2007 dice que llegó a la ESMA días antes de las Navidades de 1976 y que desde el primer momento mostró su deseo de integrar el citado grupo, el más activo.
Tuvo que conformarse inicialmente con puestos en otros departamentos, pero luego participó al menos en dos vuelos de la muerte. También llegó a subir en diez ocasiones a la capucha, el último piso del edificio donde retenían en las peores condiciones a los últimos secuestrados en llegar.
El auto de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo emitido el 14 de enero rechaza los argumentos de Scilingo para revisar su condena. Según los tres magistrados que firman la decisión, “la existencia de una sentencia dictada por un tribunal argentino en una causa en la que no se juzgaba al ahora recurrente no acredita en modo alguno la inocencia del condenado". Añaden que los hechos y las pruebas que tuvo en cuenta la Audiencia Nacional y el propio Tribunal Supremo no contradicen la sentencia de los tribunales argentinos.