Las estufas de gas en las terrazas de Madrid, salvo que el Ayuntamiento cambie de opinión, dirán adiós el próximo 1 de enero. Por normativa municipal, los bares y restaurantes que utilizan estos sistemas para calentar sus mesas al aire libre tendrán que sustituirlos por instalaciones que no emitan gases a la atmósfera, como sistemas eléctricos.
Esto implica que los bares que hace tan solo tres años decidieron invertir en estos sistemas para poder tener a la gente cómoda en las terrazas durante la pandemia, ahora tendrán que tirar estos calefactores a la basura. Un gasto (estas estufas van desde los 100 euros hasta los 700) que se suma a la crisis que sufre el sector debido a la inflación de los productos.
Según Hostelería Madrid, "la inversión media del cambio de estufas, en función del tamaño de la terraza, puede ir desde los 2.000€ hasta superar incluso los 8.000€, dependiendo del tamaño de la terraza y el alcance de las obras". Un coste que no solo implica a los propios aparatos. Desde la patronal regional señalan que "se debe tener en cuenta el precio de los radiadores, de la instalación eléctrica, de la obra civil, modificación de la Autorización de terraza, proyecto o memoria eléctrica, OCA, proyecto para la Licencia de Obra en vía pública, dirección facultativa de esta obra, seguros, avales, impuestos…"
"Si no los ponemos, aquí no se sienta nadie", relata con cierta resignación Jorge, propietario de un bar consultado por Vozpópuli. Para muestra un botón: "Solo te hace falta mirar a aquella terraza de allí -señala una sin calefactar- para ver la diferencia de clientela". Este hostelero tiene fe en que el Ayuntamiento rectifique a través de una moratoria que permita desahogar el gasto a los negocios. "Se habla de que nos permitan tener estos calefactores hasta marzo", cuenta.
Este tiempo extra es, precisamente, el que ha solicitado Hostelería Madrid. "Hemos pedido una ampliación de plazo hasta el 15 de marzo, cuando termina la temporada de invierno de las terrazas anuales", señalan desde la patronal, que persigue "evitar interrumpir el servicio de estufas de gas en las terrazas en medio de la temporada de invierno, y en plena campaña de Navidad". Esta petición se registró el pasado 27 de octubre y el Ayuntamiento de Madrid todavía no ha dado su respuesta.
El Ayuntamiento de Madrid, para facilitar la transición a los hosteleros, lanzó un programa de ayudas valorado en 100.000 euros para subvencionar hasta la mitad de la nueva instalación. Un presupuesto que no ha llegado de demasiados negocios: en la Comunidad de Madrid hay 32.000 locales dedicados a la hostelería, de los cuales algo más de la mitad se ubican en la capital. A ello hay que sumar que cada vez hay más: según el último informe de Hostelería de Madrid, la hostelería ha crecido un 5% en el primer semestre de 2023.
"Al final estas ayudas son para los dos o tres primeros que las solicitan", cuenta Jorge a este diario, que tendrá que afrontar el cambio de la instalación de su propio bolsillo. Desde la patronal le dan la razón, ya que estiman que la ayuda ha llegado a "una gran minoría". Hostelería Madrid señala que "de un fondo total de 100.000€ han quedado disponibles 98.688€ con el plazo de solicitud ya terminado", ya que hay un problema: estas se conceden "cuando el empresario tiene ya los permisos para las obras, y justamente es ahí donde se produce el retraso".
Marcos, otro hostelero consultado por este periódico, decidió desde el principio realizar una instalación eléctrica, por lo que no tiene que andarse con urgencias. "He sufrido mucho la subida del precio de la luz, pero al menos ahora ahorro en la nueva instalación". Pese a ello, ve que esta norma llega en muy mal momento, ya que "ahora que el sector parece recuperado, tenemos mucha esperanza puesta en la campaña de Navidad".
En peor situación están los hosteleros del centro de la ciudad, ya que ahí la mayoría no tienen licencia para hacer un cerramiento -las aceras son demasiado estrechas en muchos casos- y, por tanto, no pueden montar una instalación eléctrica que permita enchufar estos calefactores. "¿Y ahora qué hacemos con la terraza durante estos meses de frío?", se queja un hostelero del barrio. Cierto es que pese a las bajas temperaturas, la gran afluencia de gente hacía difícil encontrar un sitio donde sentarse en el exterior, hubiese calefactores o no.
Pese a que la ordenanza municipal se publicó hace casi dos años -25 de enero de 2022-, todavía son muchos los negocios que utilizan estufas con gas, por lo que existe cierto miedo al desabastecimiento por una subida repentina de la demanda. Desde Hostelería Madrid se muestran optimistas, ya que esperan que esto no suceda y "que la transición pueda realizarse de manera progresiva". Además, existe un escollo extra para muchos locales: "El periodo de tramitación puede dilatarse entre 10 y 14 meses en los casos en los que haya que levantar la acera para hacer el soterramiento del cableado eléctrico"
Republica-Rojigualda
¿Y por qué no cierran las terrazas? Se instalaron para compensarlos por las pérdidas de la Covid, pero eso fue hace ya 4 años, han tenido tiempo de sobra de resarcirse. Hay calles de Madrid, p.ej. los Bulevares, por los que es imposible pasear.
jmec57
soy del pp pero estos son igual que los de la pesoe siempre jodiendo alos que tratan de trabajar en la india no contaminan en china tampoco lo que hay que hacer es que se vayan a gobernar a la india cojones y nos dejen de robar eso si cuando terminan todos colocados en todo tipo de empresas si no mirar el articulo anterior y veris como se colocan
None
… Buenas sean, Mario Cortijo. Martinez-Almendra está paranoico, como más de la mirad de este planeta, con el rollo 2030 sobre Medio Ambiente y la estafa del Cambio Climático de origen antropogénico. Me pregunto qué opina Isabel Natividad sobre los constantes ataques del Alcaldeso madrileño, y muchos otros de la CAM, contra la prosperidad y la liberta de movimiento tabernaria. El otro día presumiendo de que Madrid había mejorado por segundo año consecutivo, la calidad del aire, cuando resulta que se ha incrementado en más de un 20% la compra de vehículos usados, mucho más contaminantes y mucho menos seguros que los coches nuevos, como consecuencia directa de la estúpida imposición de lunas etiquetas discriminatorias, porque es lo que son literalmente esas pegatinas, que impide a la gente rota por la crisis, quede claro que provocada intencionadamente, ya desde el Covid y siguiendo por Ucrania, por los BRICS,, acceder a la compra de una carídima chapuza de lujo llamada coche eléctrico. Ahora las terrazas, tan tabernarias ellas. Este alcaldeso es todo un referente de la dinámica eco-comunista para imponer Agenda 2030. Ya puede irse a donde le de la gana, pero muy lejos, con los aplausos, y dineros, que le llegan desde la UE de Úrsula la del poni. Aplausos y dineros de dudosa reputación viendo lo que de viene viendo en la UE, directamente contra España, en lo referido a climatología y medio ambiente. Eso sí, encendemos lucecitas navideñas como di no hubiera un mañana. Como todo lo eco-comunista, es una contradicción absoluta fruto de una absurdidad radical dogmática. Qué hartura del planeta de los simios… que empezó con un virus, por cierto. Muchas gracias una vez más, Vozpópuli. …