La Audiencia Nacional ha condenado a penas de 10 y 12 años de cárcel a once acusados de reclutar en España a yihadistas para enviarles a luchar con el autodenominado Estado Islámico (EI) en Siria y de los cuales seis murieron en acciones suicidas con numerosos muertos. La sección segunda de la Sala de lo Penal considera en su sentencia, de 462 páginas, que esta red, desarticulada en la operación Cesto en junio de 2013, envió durante un año y 3 meses a numerosos yihadistas a combatir en Siria, de los cuales, al menos seis, tres enviados en abril de 2012 y otros tres en otra remesa del 31 de mayo de 2013, "murieron en atentados suicidas en los que causaron centenares de víctimas".
Tal y como pedía la Fiscalía, la Audiencia impone las penas más altas, 12 años, a Karin Abdeselam Mohamed, alias Marquitos, e Ismael Abdellatid Al Lal, alias Stifo, al considerarles dirigentes de una organización terrorista, al resto diez años por pertenencia y a otro de ellos, Rochdi Abdeselam, le suma un año y medio más por tenencia ilícita de armas. Los magistrados -Concepción Espejel, Ángel Hurtado y Julio de Diego- señalan que las penas están justificadas por la razones que inspiraron las acciones cometidas, la radicalización demostrada por los acusados y la peligrosidad de los mismos, evidenciada por los actos reiteradamente ejecutados por la organización en que voluntariamente se integraron, y la indiscutible gravedad de los hechos y de los resultados finales producidos, informa EFE.
Para su condena, la Sala tiene en cuenta "la radicalización y peligrosidad de todos ellos y a la gravedad de las conductas desplegadas por la célula en la que voluntariamente se integraron; siendo plenamente conscientes del muy notable servicio que hacían mediante continuo envío de yihadistas para el cumplimiento de los objetivos de las organizaciones terroristas filiales de Al Qaeda que operaban en Siria con la finalidad de imposición violenta de la Sharia, el Estado Islámico y finalmente el Califato Global".
Los terroristas operaban en Siria con el objetivo de imponer la Sharia, el Estado Islámico y el Califato Global
Además, destaca la sentencia, "eran también totalmente conocedores de que los voluntarios que enviaban estaban dispuestos a ejecutar acciones violentas con explosivos y a inmolarse nada más llegar para incorporarse a la yihad al servicio de los fines de las citadas organizaciones". "Todos los acusados denotaron una gran radicalización religiosa, estaban preparados para la acción y tenían un propósito decidido de contribuir eficazmente a la imposición violenta de sus dictados mediante la ejecución inmediata de atentados en Siria, país al que fueron enviadas por la célula ceutí, en la que todos se integraron voluntariamente, y por la marroquí, que operaba en estrecha relación con la anterior, sucesivas oleadas de yihadistas", expone el tribunal.
Según el relato de hechos probados, "entre abril de 2012 y junio de 2013, fueron enviados, al menos, veintiocho yihadistas, (de los que nueve eran ceutíes integrantes de la célula a la que pertenecían los acusados y otro marroquí, al que acompañó a Algeciras uno de los ahora condenados). De dichos enviados consta que fallecieron en actos terroristas poco después de llegar, al menos ocho, seis de ellos ceutíes, en cuyas acciones murieron centenares de personas".
Poco antes de las detenciones, añaden los magistrados, "se produjo un nuevo intento de enviar a otros cuatro más, ahora acusados, que no lograron encontrar billetes, pero que continuaban haciendo gestiones para integrarse de inmediato en el ISIL". La operación para desarticular esta red terrorista se inició en abril de 2012, cuando el marroquí Abdelaziz El Mahdali viajó a Siria y creó la "katiba" (batallón de combatientes) llamada "Tarik Ibn Ziad", a la que se incorporaron los captados por la red española.
De los catorce hombres que viajaron a Siria entre abril de 2012 y junio de 2013 gracias a la red, que les facilitaba el transporte hasta Turquía y los contactos en este país para desde allí llegar a Siria, solo uno regresó, el acusado Abdeluahid Sadik Mohamed. Este hombre participó en acciones en Irak y Siria, entre ellas liberar prisioneros de la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad, y fue detenido en Málaga en enero de 2014 a su regreso del país árabe.
Marquitos, uno de los presuntos cabecillas de la red, se encargaba de gestionar el viaje de los yihadistas
Por su parte, uno de los presuntos cabecillas de la red, Marquitos, se encargaba de gestionar el viaje de los yihadistas, buscándoles en internet los billetes a Turquía, y participaba también en la financiación de esta estructura y del dinero utilizado por los yihadistas en Siria. El otro líder de la célula, Ismael Abdellatif Al Lal, tenía una "función esencial en la red respecto a las personas que se desplazaban a Siria e incluso viajó en varias ocasiones a Turquía para acompañar a los muyahidines.
Otro de los acusados, Abdelah Abdeslam Ahmed, alias Chepej o El Cojo, se constituyó en el referente ideológico de los radicales que viajaron a Siria y para realizar labores de captación contactaba telefónicamente con los otros miembros de la organización y participó en numerosas reuniones con quienes finalmente se desplazarían a Siria. De hecho, envió a las filas del EI a los fallecidos Mohamed Abdeselam Mohamed, Hamza Mohamed Abdeselam, Yunes Ahmed Mohamed y Zuhair Ahmed Ahmed.
Otro de los miembros de esta red, Yassin Ahmed Laarbi, Pistu, tenía no solo disposición a participar en acciones de la Yihad en Siria, sino incluso en territorio español y, según una conversación que le fue intervenida cuando hablaba con su esposa, que le preguntó acerca de cuándo irían a Siria a hacer la yihad, este respondió: "Nosotros tenemos la yihad aquí en Ceuta, entonces no hace falta que vayamos allí". Otros tres acusados ahora condenados -Abdesamij Laiachi Abdeselam, Rochdi Abdeselam Abdel Lah, "Tuita", y Nordin Ahmed Abdel Lah, alias Veneno-, intentaron incorporarse a las actividades terroristas de ISIL en Siria.