Cataluña y País Vasco, tras la Comunidad de Madrid, son los principales focos de infección de la pandemia de coronavirus que ha puesto en jaque al país. El estado de alarma decretado por el Gobierno incorpora una batería de medidas excepcionales para combatir el brote, incluido el despliegue de las Fuerzas Armadas en zonas urbanas. Intervención militar que se ha extendido a buena parte del país... pero no a las regiones gobernadas por Quim Torra e Íñigo Urkullu, pese a la incidencia de la enfermedad en estos puntos. Ambos presentaron su desafío al Ejecutivo y criticaron su "imposición" en esta crisis; Defensa, en última instancia, puede imponerse a ese rechazo y desplegar a las Fuerzas Armadas donde estime oportuno.
Según informan fuentes del Ministerio de Defensa, las diferentes administraciones están planteando al Gobierno sus necesidades en materia de seguridad y desinfección, tareas que están asumiendo las Fuerzas Armadas con un despliegue 2.600 efectivos. El departamento dirigido por Margarita Robles estudia las peticiones de las diferentes regiones y da luz verde al envío de contingentes militares.
El Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general del Aire Miguel Ángel Villarroya, detalló este martes en rueda de prensa las peticiones pendientes de aprobar para el despliegue de fuerzas castrenses: una del Ministerio del Interior para desinfectar varias oficinas de la DGT -en la misma jornada se aprobó y se efectuó esta labor- y otra de las autoridades de Melilla para reforzar el sistema sanitario, al borde del colapso.
Comunicación con Torra y Urkullu
En la batería de ciudades y peticiones pendientes, el JEMAD no citó ningún despliegue militar en las calles del País Vasco y Cataluña. Sí anunció el traslado de militares de la UME a la base militar de Araca, en Vitoria. Los efectivos, no obstante, no tienen la orden de patrullar las calles vascas: su objetivo pasa por formar a militares del Ejército de Tierra en labores de desinfección, detallan fuentes del Ministerio de Defensa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantiene comunicación constante con los diferentes presidentes autonómicos para afrontar la actual crisis del coronavirus. Entre ellos, con Torra y Urkullu, que ya advirtieron de forma pública que no veían con buenos ojos la centralización de ciertas competencias. "En vez de buscar colaboración, se ha optado por la imposición y la confiscación de competencias", aseveró el president catalán.
"Todas las peticiones que plantean las administraciones están siendo tramitadas", señalan fuentes del dispositivo. Pero, por ahora, no hay despliegue en País Vasco ni en Cataluña. Tampoco el JEMAD -salvo el caso atípico de Araca de Vitoria- desglosa ninguna intervención en estas Comunidades Autónomas, pese a contar con unos 800 y 1.400 casos de coronavirus respectivamente.
¿Se verá al Ejército en Cataluña y País Vasco?
¿Significa eso que no se verá a las Fuerzas Armadas en las calles catalanas y vascas? No tiene por qué. De acuerdo a las medidas aprobadas en el estado de alarma, el Gobierno centraliza todas las decisiones relacionadas con sanidad y seguridad.
En la fase inicial del despliegue -en la que nos encontramos ahora- se están escuchando las peticiones arrojadas desde las diferentes administraciones al entender que son las más urgentes. Si en las reuniones de coordinación interministeriales se estima una carencia de medidas de protección en Cataluña y País Vasco, se reforzará la presencia policial y militar en estas regiones. Una decisión que podría adoptarse este mismo miércoles.
El número de efectivos desplegados en España aumenta cada día, aproximándose en este martes a los 2.600 militares. El Ejército de Tierra y la Infantería de Marina de la Armada ya se han sumado a labores de vigilancia y desinfección en ciudades como Madrid, Vigo, Valencia, Badajoz y en localidades de la bahía de Cádiz.
Un militar excepcional al que se ha bautizado con el nombre de Operación Balmis, en referencia al médico militar español y cirujano Francisco Javier Balmis, al servicio del rey Carlos IV y que llevó la vacuna de la viruela a América y Filipinas. Dispositivo que, pese a la gravedad de la situación, aún no se ha extendido a las calles de País Vasco y Cataluña.