Cuando un estudiante está terminando sus estudios empieza a entrar en un proceso complicado e incierto en el que la inserción laboral (y dejar al fin de ser becario) se convierte en el gran reto. Uno de los problemas que viven cientos de estos jóvenes, especialmente en esta época de inestabilidad económica y laboral, es que muchas empresas les obligan a apuntarse a cursos simplemente para que sigan siendo estudiantes y así puedan renovarles los convenios de prácticas (en muchos casos, mal pagados), en vez de hacerles un contrato profesional, tal y como les correspondería.
Se trata de una estrategia llevada a cabo por muchas empresas para recortar gastos, ya que hacer este tipo de convenio de becario es mucho más barato para ellas que hacerlo profesionalmente. Sin embargo, tal y como han confirmado desde la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), es una práctica injusta y que se encuentra en un vacío legal: "Es una manera de precarizar a los estudiantes y a los jóvenes. No hay que olvidar que ellos pueden realizar un trabajo profesional igual que cualquier otra persona que está contratada y deben de poder cobrar de la misma manera".
Carmen, una de las perjudicadas por esta medida, explica que normalmente te dan dos opciones, para que no parezca una imposición: o te quedas mientras estudias un curso de formación en cualquier cosa que tú elijas o te vas. "En esos casos, me queda eso o irme a la calle. Entre algo precario y nada, me quedo con algo precario. Y al menos voy haciendo currículum". Se trata por lo tanto de una estrategia que consiste en ir alargando por "obligación" el período de estudiante para poder adherirse a convenios de prácticas cuando ya no correspondería eso.
Ser becario 'eternamente'
Antonio tiene 28 años y entre unas cosas y otras lleva desde que acabó la carrera enlazando convenios de becario: "Primero fue el máster y después he ido 'hilando' cursos que me sugerían para quedarme en los sitios donde hacía prácticas. Tengo la sensación de que nunca voy a salir de esta rueda".
Elena, por la parte que le toca, entiende que las empresas "se quieran ahorrar un porcentaje alto" del gasto, pero "no puede ser a costa de los becarios". Además, considera que es un desprestigio para los que han conseguido sacarse la carrera a la primera. "Si lo hubiese sabido, me dejaba una asignatura" asegura.
Los jóvenes perjudicados por este tipo de decisiones no piden "el mejor de los contratos" nada más terminar la carrera, porque saben "de sobra" que les falta experiencia y que todo el mundo tiene que adaptarse a la situación económica del país. "Pero no es justo que tengamos que ser estudiantes eternamente para que ellos se ahorren un poco de dinero".
Una de las soluciones, bajo el punto de vista de Carmen es que el estado obligue a que tanto los convenios como los contratos sean remunerados y que las empresas reciban ayudas para poder apostar por los jóvenes que se quieran incorporar a las empresas. Otros proponen que recorten "gastos innecesarios", como los traslados y los famosos "team buildings".
La respuesta de las empresas
Las empresas que llevan a cabo esta práctica explican a Vozpópuli que no hay intención de abusar del becario, pero sí que buscan poder reducir los gastos al mínimo, ya que "estamos viviendo una situación económica complicada". Para comprender por qué las empresas buscan firmar convenios con los más jóvenes, hay que diferenciarlo de los contratos de prácticas.
Esta preferencia se debe principalmente a dos motivos: la retribución y la cotización. En cuanto al primer punto, les interesa mantener el convenio porque no tienen obligación de pagar nada a los becarios -a no ser que la propia universidad o centro con el que se firme lo establezca así-. En cambio, si se firma un contrato de prácticas, hay que pagar al menos el 60% del salario fijado para un trabajador del mismo puesto. Hacer convenio, algo que solo se puede hacer con estudiantes, beneficia a las empresas por el ahorro de dinero.
En una línea parecida, cabe hablar de la cotización. Las empresas consideran ventajoso el convenio porque, mientras que con el contrato el becario tiene que tener los mismos derechos que el resto de trabajadores de la compañía, en esa modalidad basta simplemente con que esté dado de alta en la seguridad social, tal y como se señala en Real Decreto-ley 28/2018 del 28 de diciembre.
En CANAE estos argumentos que dan las empresas los ven como escusas, porque "siguen contratando a personas y siguen renovando a su personal". La principal solución, bajo su punto de vista, es asegurar que se trate a los recién graduados en igualdad de condiciones que al resto de trabajadores.