La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha condenado a tres meses y un día de prisión a un cabo del cuartel militar de Figueirido (Pontevedra) por un delito de "insulto a un superior" al agredir a un sargento que en el momento de los hechos había iniciado una relación sentimental con su exnovia. El Supremo ha aceptado parcialmente el recurso de casación presentado por el condenado tras la primera sentencia, en la que se le impuso una pena de siete meses de prisión más una multa de 91,38 euros en concepto de indemnización al sargento.
La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Fernando Pignatelli Meca, señala que el condenado sufrió "provocación previa" por parte del superior antes de cometer los hechos, por lo que el Supremo ha decidido rebajar la pena. Precisamente, el sargento fue condenado en primera instancia a tres meses y un día de cárcel por un delito de abuso de autoridad. Los hechos ocurrieron en la mañana del 4 de diciembre de 2012, cuando en el cuartel se estaban preparando los actos para la festividad de la patrona de Artillería, Santa Bárbara.
Cuando apareció el cabo, se encararon y comenzaron una fuerte discusión que fue subiendo de tono, hasta que empezaron a empujarse, agarrarse y forcejear
El sargento, José T. A., intentó localizar al cabo, Salvador P.O., para hablar con él y pedirle que dejase de insultar y de contestar mal a su pareja sentimental, que previamente había sido pareja del cabo, pero no le encontró dentro del cuartel, por lo que decidió esperarle fuera. Según los testigos presentes, el sargento se encontraba "nervioso y tenso" mientras esperaba al cabo. Cuando apareció el cabo, se encararon y comenzaron una fuerte discusión que fue subiendo de tono, hasta que empezaron a empujarse, agarrarse y forcejear.
Fue entonces cuando Salvador asestó un puñetazo en la parte izquierda del rostro del sargento, a quien derribó y provocó un "traumatismo facial con un corte en el interior de la boca", antes de que otros militares presentes pudieran separarlos. Durante los días posteriores a la reyerta, el cabo estuvo presumiendo ante el personal de la unidad de "haberle pegado un puñetazo a un sargento", con expresiones onomatopéyicas como "placa-placa".
Al mismo tiempo, se jactó de que "no le iba a suceder nada", ya que "un suboficial quedaría en ridículo" si se sabía que había sido agredido por un rango inferior. Veinticuatro días después de los hechos, el 28 de diciembre de 2012, el sargento José T. A. decidió dar parte de lo sucedido tras escuchar los comentarios y desprecios del cabo, pese a que en un principio iba a dejar pasar el incidente.