El exdiputado y fundador de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) Carlos Martínez Gorriarán aboga por la disolución de la formación en un próximo Congreso para "salvaguardar" el proyecto y que "las ideas puedan volver a competir electoralmente con un partido nuevo, con otras siglas y personas, y en un momento mejor". Gorriarán ha apostado por este futuro para UPyD en un comentario en su página personal de Facebook, recogido por Europa Press, después de que Andrés Herzog anunciara este sábado que deja la dirección del partido tras el fracaso electoral del pasado 20 de diciembre, cuando se quedó fuera de las Cortes Generales y no llegó al 1 por ciento de los votos.
El que fuera 'número dos' de Rosa Díez desde el nacimiento del partido hasta el pasado verano propone que la gestora que ahora dirige la formación, en manos del diputado vasco Gorka Maneiro, convoque un Congreso de Disolución y que el futuro del partido quede en manos de los delegados. "Un partido incapacitado para obtener representación en las instituciones porque ha sido expulsado de las mismas, que carece de financiación, de militancia motivada y de una organización profesional, deja de ser un instrumento político. Será un grupo testimonial, pero no un instrumento político útil", asume.
Y además, se niega a que UPyD quede como "pasto de personas dispuestas a negociar lo que quede de la marca para sus fines privados", como cree que sucedió al CDS del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez y otros partidos históricos. Gorriarán sostiene que, igual que hay que acertar al comenzar algo "radicalmente nuevo", como cree que se acertó con UPyD en 2007, hay que acertar para "darle fin" y aparcar el proyecto hasta una nueva oportunidad. "Desde luego, daría todo mi apoyo a un partido así porque podría ser la UPyD original renacida en mejores condiciones", adelanta.
Gorriarán no se arrepiente de nada y acepta que ha sido "un grave fracaso" confiar en ciertas personas "que no lo merecían"
Además, pide a la gestora que ofrezca a los militantes una información actualizada de la situación real del partido y detalle el número de afiliados, la organización real y las finanzas. "Es esencial para tener un voto informado y responsable", sostiene. En todo caso, insiste en que disolverse no significa "desaparecer del mapa" y pone sobre la mesa la posibilidad de crear una plataforma cívica que mantenga viva la "espléndida comunidad política" creada con UPyD. "Eso daría una base suficiente para que si dentro de unos años hay un nuevo liderazgo y se presenta una nueva oportunidad, llevemos de nuevo nuestro proyecto, actualizado, a las instituciones", reitera. Gorriarán asegura que no se arrepiente de nada, "sino al contrario", y acepta que ha sido "un grave fracaso" dar confianza a ciertas personas "que no lo merecían"; aunque dice que ha sido "mucho mejor conocer y trabar lazos" con miles de personas.
Un final a su altura
"Una experiencia maravillosa, démosle un final a su altura histórica para preservar que pueda renacer y beneficiar a otros que la necesiten y merezcan", pide a sus compañeros de formación. A su juicio, esta experiencia deja la constatación de que mucha gente estaba "harta" del bipartidismo y el "mal funcionamiento" de la democracia.
Sin embargo, fallaron en pensar que los ciudadanos apoyarían "un proyecto político con propuestas constructivas para regenerar la democracia, el de UPyD". Así, su proyección fue en ascenso hasta el año 2012, coincidiendo además con la etapa en la que el partido inició hasta 36 acciones judiciales. Y explica que lo hicieron porque fundaron UPyD precisamente para regenerar la democracia "a través de acciones políticas y no de discursos sin consecuencias".
Ciudadanos pasivos y desinformados
"Inevitablemente, lo de Bankia y muchas otras causas nos valió el veto de la oligarquía, que decidió liquidarnos a través de un instrumento formidable bajo su control financiero absoluto: las televisiones, radios y medios en general. Y hay que decir que aunque la lucha ha sido denodada y larga, lo han conseguido: han logrado destruir la imagen pública de UPyD, o como dicen los comerciales, la marca. Para la inmensa mayoría de los votantes somos un partido acabado, como lo ha demostrado la declinación constante de 2015", lamenta.
En este punto, lamenta que el resultado final fuese su "expulsión de la política" dejando un espacio que han ocupado Podemos y Ciudadanos, que además se han beneficiado "de la complicidad de un electorado que vota imperturbable a corruptos, ineptos e iluminados, a condición de que salgan en la TV todopoderosa y se hagan eco, no más, de sus quejas y aspiraciones". "Las acciones y los hechos no llegan a estos millones de ciudadanos tan indignados como pasivos y desinformados", critica.