La Unión Europea, apoyado por el PSOE, ha vuelto a meter mano en la agricultura española. El gremio atraviesa una etapa de oscuridad donde las cosechas brillan por su ausencia y las trabas y burocracia son los actores protagonistas de la realidad del campo. Y es que el 2023 ha significado un punto y aparte para los agricultores tras ver como ni las condiciones climatológicas, ni las autoridades han estado de su lado para auxiliarles, lo que se traduce en un paso fúnebre dirección a una posible extinción de los productos 'made in Spain'.
Un nuevo revés que lastrará la recuperación de la agricultura y que tiene un responsable con nombre y apellido que los propios profesionales señalan con el dedo: la Unión Europea. Ya hemos contado en Vózpopuli las quejas del sector, sobre todo por la legislación impuesta desde la entidad y por la ineficiencia de las ayudas de la PAC de cara al 2024. Una disyuntiva a la que se le ha sumado un nuevo factor que, lejos de agilizar y facilitar el trabajo a la agricultura nacional, le pondrá contra la espada y la pared.
Así lo ha recalcado ASAJA a través de un comunicado aclarando que "César Luena se salta a la torera el mandato del Parlamento Europeo y reintroduce la agricultura en la Ley de Restauración de la Naturaleza". El eurodiputado socialista se ha convertido en el centro de la diana tras dar la espalda a la comunidad agrícola al reintroducir la idea tan polémica de los ecosistemas agrícolas, la cual ya había sido rechazada por la mayoría de diputados de la Eurocámara el pasado 27 de junio.
Esto abre un nuevo paradigma para la agricultura que unido a los expedientes a la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, y al Reglamento de Uso Sostenible de Fitosanitarios (SUR), "supondrá un escenario insostenible para el campo europeo". El principal punto de discusión es que los conceptos planteados por la Unión Europea están totalmente alejados de la realidad que se viven en los campos y que es inviable llegar a cumplirlos.
ASAJA ataca a la Unión Europea por sus medidas "poco realistas y sin presupuesto"
"La comunidad agrícola europea está consternada y muy preocupada por el acuerdo alcanzado en la noche el jueves 9 de noviembre por los negociadores en el diálogo a tres bandas sobre la Restauración de la Naturaleza. A pesar de algunas atenuaciones, el compromiso final global vuelve a una propuesta totalmente irrealista para los agricultores y los propietarios forestales y fuerza al Parlamento Europeo a reposicionarse sobre toda la propuesta", asevera ASAJA en su comunicado.
¿Dónde radica el quid de la cuestión y los problemas que conllevarán esta nueva legislación redactada por la Unión Europea? Todo reside en el artículo 9 sobre los ecosistemas agrícolas. Este apartado del documento se eliminó el pasado 27 de junio, dejando por zanjado el debate; sin embargo, se ha vuelto a situar en el centro del huracán.
Lo que se plantea dentro de la carta, según los expertos de ASAJA, son una "serie de disposiciones poco realistas y sin presupuesto que pasarán factura a los agricultores, ganaderos, silvicultores y cazadores europeos".
Por otro lado, achacan la actuación de César Luena, el cual ha empujado al resto de eurodiputados a volver a votar el artículo 9 y reposicionarse. Una modificación que tendrá graves agravios ya no solo para los campos españoles, sino que transcenderá a nivel europeo. Lo que significa que las repercusiones serán nulas en la producción, en la competitividad, en la balanza comercial de la Unión Europea y en el precio de consumo.
El propio presidente de ASAJA, Pedro Barato, ha recalcado la ineficiencia y la falta de conocimiento de la situación que se vive día a día en el gremio. Tanto los ecosistemas agrícolas, como la inclusión de la restauración en las zonas Red Natura 2000- que afectará al 40% de la superficie de España- son "una amenaza más para la viabilidad de la agricultura europea, y, por ende, para la subsistencia de las zonas rurales".
Por último, Barato ha pedido explicaciones para que aclaren qué implica exactamente "eliminar las barreras artificiales a la conectividad de las aguas superficiales", tal y como indica la nota de prensa del Consejo de la Unión Europea.
Unos campos cada vez más mermados por la escasez de agua y de mano de obra, unas autoridades tuteladas por la Unión Europea que ponen la zancadilla a los trabajadores en vez de tenderles la mano para ayudar al sector, unas medidas que se centran en el Pacto Verde y no en la realidad del gremio... Una concatenación de catástrofes que han orquestado la caída al vacío de la agricultura, que pende de un hilo y que, si siguen apretando a la comunidad agrícola, el desenlace de la historia no tendrá un final feliz.
