La publicación de las 300 comunicaciones -notas internas, correos electrónicos, cartas...- formuladas por el presidente del País Vasco, Iñigo Urkullu, han permitido revelar multitud de planteamientos que realizó como mediador entre el Gobierno central y el independentismo catalán. Después de haber aconsejado antes del 1-O al entonces presidente Carles Puigdemont que rehusara de su intención de proclamar la Declaración Unilateral de Independencia, sin éxito, el lehendakari continuó proponiendo soluciones. Y tras la llegada de Pedro Sánchez a la Presidencia del Ejecutivo, Urkullu le sugirió la celebración de un referéndum en Cataluña.
Así lo recogen los documentos que han sido bautizados como 'Los papeles de Urkullu': un compilado con todas las comunicaciones mantenidas en calidad de mediador, aportadas en sede judicial durante la instrucción del 'procés' y depositadas en tres fondos: los Archivos de Euskadi, la Fundación Sabino Arana y el Monasterio de Poblet. El mandatario del Partido Nacionalista Vasco ha autorizado el acceso a esas notas internas o correos electrónicos -sin sus respuestas- que envió a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez o el mismo Puigdemont.
Urkullu adoptó ese rol de mediador el 19 de junio de 2017, a petición del propio Carles Puigdemont, que aprovechó una visita a Barcelona -con motivo de su asistencia al aniversario del atentado de ETA en Hipercor- del dirigente vasco para pedir su ayuda en las negociaciones con el Gobierno central. Desde ese día, el presidente vasco trató de colaborar con todas las partes, tal y como evidencia la documentación pública a la que ha tenido acceso El Periódico.
Urkullu, "defraudado" con Puigdemont y Rajoy
Por un lado, recomendó al presidente catalán que desistiera de formular la independencia unilateralmente antes de que se celebrara el 1-O. Por otro, pidió a Mariano Rajoy que evitara la activación del artículo 155 de la Constitución. "Lo he intentado todo hasta el último momento", le dijo Urkullu al presidente 'popular', a quien insistió en que el Gobierno tenía revertir el 155 con el argumento de que "sería un síntoma de fortaleza y confianza en la propia democracia".
Los intentos de Urkullu para conseguir un consenso entre ambas partes fueron infructuosos. De estos papeles se desprende su decepción con la actuación de Puidemont, que desde el primer momento le había manifestado "ante testigos" que "no quería proceder a la Declaración Unilateral de Independencia en el Parlament". Es más: Puigdemont le aseguró que convocaría elecciones antes de proclamar la DUI. Finalmente, el lehendakari reconoce que el presidente catalán había mentido: "Dijo que iba a proceder de una forma y lo hizo de otra".
Tras intentar mediar entre ambas partes, Urkullu se mostró decepcionado: "Estoy defraudado con Rajoy y con Puidemont"
La postura de Urkullu parte de la aceptación de "la vía de la unilateralidad" como una fórmula "equivocada", asumiendo que "Puigdemont plantea condiciones ilógicas para trasladar a Rajoy". Esa decepción el presidente catalán se extendió también al Gobierno: "Estoy defraudado con Rajoy y con Puigdemont", asevera en un mensaje al arzobispo de Barcelona. A Marta Pascal le dice que "Sánchez hace suyo" un planteamiento que él había hecho "al presidente", en referencia a la posible suspensión del 155 si se convocaban elecciones.
Una pregunta para la "consulta popular" en Cataluña
Las gestiones de Urkullu no sirvieron para que cambiaran los posicionamientos, ni en la Generalitat ni en el Gobierno de la nación. A pesar de la inutilidad de todos aquellos intentos, el lehendakari no cejó en su empeño y siguió haciendo propuestas al más alto nivel, y continuó haciéndolo un año después de la celebración del referéndum del 1-O y la activación del artículo 155. En octubre de 2018, tras la llegada del socialista Pedro Sánchez a La Moncloa gracias a la moción de censura a Rajoy, apoyada también por el PNV, Iñigo Urkullu le planteó la necesidad de permitir una "consulta popular" en Cataluña.
El planteamiento de Urkullu se basaba en dos premisas: la Generalitat tenía la intención de celebrar un referéndum de autodeterminación pactado y el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez había manifestado ya en varias ocasiones que cualquier acuerdo político para resolver la situación en Catalaña tenía que ser, sí o sí, refrendado por la ciudadanía. Así las cosas, el lehendakari propuso "consensuar la convocatoria de una consulta popular, legal, pactada y previa al inicio de un proceso de negociación".
¿Quiere que Catalunya abra un nuevo proceso político para acordar con garantías de legalidad y bilateralidad su estatus de autogobierno con las instituciones del Estado?", fue la pregunta propuesta por Urkullu para el referéndum
Urkullu asumía que constitucionalmente era viable delegar en las autonomías la capacidad de convocatoria de consulta por parte del Gobierno central. Incluso llegó a concretar esa posible pregunta que creía capaz de contentar a ambas partes: "¿Quiere que Catalunya abra un nuevo proceso político para acordar con garantías de legalidad y bilateralidad su estatus de autogobierno con las instituciones del Estado?".
Se desconoce cuál fue la respuesta de Pedro Sánchez, pero a tenor de los acontecimientos, el presidente del Gobierno desoyó la propuesta y la legislatura siguió su curso: la frágil interinidad de Sánchez acabó en una convocatoria de elecciones después de la negativa de los independentistas a apoyar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado. Y aún hoy, la resolución de este conflicto aparenta estar lejos de su resolución.