El hombre de 31 años acusado de embaucar a 98 menores de menos de 16 años a través de redes sociales o de WhatsApp para mantener relaciones sexuales ha reconocido todos los delitos que se le imputan y ha adelantado que se arrepiente y quiere pedir perdón a las víctimas.
Así lo han explicado los letrados de dos de las acusaciones particulares del juicio, que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid y en el que la Fiscalía solicita para el procesado 1.324 años de prisión al considerarle autor de más de 200 delitos de doce tipos diferentes cometidos entre el 9 de noviembre de 2015 y el 3 de septiembre de 2018 contra niños menores de 16 años.
La vista oral se celebra a puerta cerrada debido a que se trata de víctimas de abusos menores de edad, sobre los que la Fiscalía ha solicitado que declaren por videoconferencia o de manera que no tengan que ver al acusado.
En la primera sesión del juicio el procesado ha reconocido "completamente y sin lugar a ninguna duda" todos los hechos de los que se les acusa, y ha adelantado que se arrepiente y que pedirá perdón a las víctimas a lo largo del juicio, según ha explicado a la salida el letrado Santiago Seijas, que representa a una de las víctimas.
Ante esta confesión se han reestructurado las declaraciones posteriores y queda pendiente que se haga una prueba pericial sobre el problema mental que él alega y por la que ha estado en tratamiento, para que los forenses detallen cuál es su estado. Se prevé que la defensa del acusado pida atenuantes en base a ese trastorno.
Confesión del procesado
La abogada Eva Vidal se ha mostrado satisfecha con la confesión del procesado y con el hecho de que se reconozca que tiene que afrontar las responsabilidades civiles, sobre las que solo queda determinar su cuantía.
Fuentes jurídicas han precisado que a pesar de la abultada condena que se pide para él, el procesado cumplirá un máximo de 30 años de cárcel, que podrán ser 20 si se aprecia atenuante de confesión.
La Fiscalía acusa al procesado, que tiene 31 años, de casi 300 delitos de doce tipos diferentes, como utilización de menor con fines pornográficos o exhibicionistas o para la elaboración de pornografía infantil en su modalidad agravada de menores de 16 años, pornografía infantil, abusos sexuales, ciberacoso y corrupción de menores.
El escrito de acusación del Ministerio Público explica que el acusado utilizaba redes sociales como Instagram y grupos de Whatsapp y similares para contactar con menores de 16 años con la intención de mantener encuentros sexuales.
En algunas ocasiones se hacía pasar por una chica menor de edad llamada Lorena con la que los menores mantenían conversaciones de naturaleza sexual y, una vez ganada su confianza, les enviaba fotos y vídeos de una chica menor de edad desnuda y masturbándose y a su vez, "con ánimo libidinoso", solicitaba a los menores que le enviaran imágenes similares, lo que algunos hacían.
Cuando había logrado este engaño el procesado buscaba mantener un encuentro sexual con los menores, a quienes les proponía hacer un trío con ella y con un supuesto amigo suyo "que sería el propio acusado", detalla la Fiscalía.
De esta forma conseguía embaucarles "aprovechándose de la falta de madurez de las víctimas, todas ellas menores de 16 años", y luego insistía en que quedaran directamente con ese supuesto amigo para mantener relaciones sexuales con él si es que querían quedar con Lorena.
En algunos casos llegaba a ofrecer dinero o regalos a los menores para que accedieran a ese fin, y a veces tenía el éxito deseado, ya que los menores accedieron a mantener sexo consentido con él.
En otras ocasiones el acusado se presentaba en redes sociales como un joven menor de edad, consiguiendo de esta manera también engañar a menores de 16 años con los que se intercambiaba mensajes de naturaleza sexual y archivos fotográficos y de vídeo. Otro modo de actuar era presentarse directamente ante los menores como un hombre mayor de edad, consiguiendo igualmente su confianza y proponiendo el intercambio de imágenes y luego quedar.