Las relaciones entre Pedro Sánchez y Josep Borrell se han ido tensando desde que el todavía jefe de la Diplomacia europea abandonara el primer Gobierno de Sánchez en diciembre de 2019. Borrell ha dejado ver su malestar con la amnistía y es conocida su posición respecto al blanqueamiento de Bildu, unas divergencias a las que se ha atribuido que no haya estado en la lista del PSOE a las elecciones europeas del pasado 9 de junio.
Pero es el acercamiento del Ejecutivo español a Nicolás Maduro el momento clave en el alejamiento, que comenzó justo cuando el histórico socialista dejó el Ministerio de Asuntos Exteriores para ir a la Comisión Europea.
Esta familiaridad con el régimen venezolano tuvo su punto culminante el 20 de enero de 2020 en el Delcygate y ahora se muestra en la tibieza del Gobierno español y de José Manuel Albares con el golpe de Maduro, que no reconoce la victoria de la oposición en las elecciones del pasado 28 de julio, y la represión y hostigamiento a los disidentes.
Una equidistancia que contrasta con la posición firme de Borrell, a quien el Gobierno de Venezuela acusa de "apoyar un golpe de Estado fascista" y estar "a las órdenes de Estados Unidos".
Con todo, el enfrentamiento directo entre el Gobierno de Sánchez y Borrell se ha producido a cuenta del cupo o concierto que ha pactado el PSOE con ERC a cambio de la investidura de Salvador Illa.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que había negado que fuera haber un cupo, reapareció en la ceremonia de investidura el 10 de agosto para declarar que "apoyaba" y "avalaba" el pacto.
En una entrevista con El País el pasado 19 de agosto, Borrell fue muy crítico con el acuerdo en un tema que conoce el tema en profundidad. Ex secretario de Estado de Hacienda, es autor de Las cuentas y los cuentos de la independencia, el libro con el que desmontó el Espanya ens roba del independentismo, relato que el pacto asume: "El pacto también dice que se impone a Cataluña una solidaridad excesiva que limita injustamente sus políticas públicas y su capacidad de crecimiento. Dicho de forma menos estridente, es la tesis del "expolio fiscal" que tanto pregonó Junqueras durante el procés y que yo he intentado contrarrestar [...] con ese acuerdo se asume post mortem el relato del procés y un cambio de paradigma en el sistema de financiación", sostiene Borrell en la entrevista.
Llamar al pan, pan y al vino, vino, con el cupo catalán
"Es un salto hacia la soberanía fiscal de Cataluña. Seguimos haciendo cambios estructurales del modelo de Estado en función de las coyunturas electorales", lamenta.
Borrell también desmontaba el intento de Montero de legitimar estas cesiones a Cataluña en que serían como el modelo de Alemania, que ya había deslizado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) el 15 de julio, mientras negaba con rotundidad que fuera a haber cupo.
A la pregunta sobre que en Alemania hay una agencia tributaria en cada länder y que todas recaudan el 100% de los impuestos en sus territorios, Borrell recuerda que "no se quedan con la recaudación. La ingresan en la caja federal y desde ahí se redistribuye".
"Que una comunidad con un 20% del PIB español entre en el sistema de concierto es un importante cambio estructural. Yo fui durante muchos años secretario de Estado de Hacienda y sé cuál es la importancia de tener la llave de la caja", remacha.
El pasado miércoles, Montero reapareció en Rota (Cádiz) e hizo las polémicas declaraciones en las que aseguró que el acuerdo entre el PSC y ERC en Cataluña "ni es un concierto económico ni una reforma al uso del modelo de financiación", mientras aseguraba lanzar un mensaje de "absoluta seguridad y tranquilidad" para todos los territorios, ya que "lo que el Gobierno impulse para hacer viable esa mayor aspiración que tiene Cataluña va a ser muy bueno para el conjunto de España".
"Que exista una financiación singular para Cataluña no supone ningún agravio con el resto de territorios", afirmó Montero, y justificó además las críticas de Borrell en la "peculiar relación" que el ex ministro tuvo con Cataluña y su papel en el procés y le acusó de parcialidad.
Pues bien, este viernes Borrell se ha reafirmado, ha destacado que no es un "mentiroso", y ha señalado que "no hay que tener miedo a las palabras" ni "refugiarse" en el término de "financiación singular".
Sánchez reconoció el régimen de Maduro
Este lunes Albares se ha negado en la SER a reconocer la victoria de la oposición en Venezuela y a considerar una dictatura su gobierno. Preguntado por la polémica intermediación de José Luis Rodríguez Zapatero, el ministro de Exteriores ha agradecido sus servicios y, para apoyar sus palabras, ha añadido que tuvo un papel importante en la liberación de muchos presos políticos durante el mandato de Mariano Rajoy y éste "se lo agradeció con respeto".
En ese punto, ha puesto como ejemplo al exlíder de la oposición Leopoldo López, quien llegó a España "con el mismo estatus que 120.000 venezolanos que han venido durante el Gobierno de Sánchez". Y ha parecido atribuirse una salida de López que se debió a la gestión de Borrell.
Sánchez empezó a orillar a la oposición venezolana al menos en enero de 2020. En el avión con Delcy Rodríguez en la madrugada del 20 de enero iba Félix Plasencia, ministro de Turismo de Venezuela, sobre el que no pesaban sanciones, y que se quedó en España hasta que Guaidó se fue. Vozpópuli ha desvelado cómo este viaje trataba de neutralizar la gira europea de Guaidó. Sánchez fue el único dirigente europeo que no le recibió.
Plasencia aseguró que la Embajada de España en Caracas conocía los detalles de su viaje. Desde el 30 de abril de 2019, estaba refugiado en ella el líder opositor Leopoldo López, que escapó de Venezuela y viajó a Madrid el 24 de octubre de 2020. El embajador desde 2017, Jesús Silva, fue cesado el 3 de noviembre de 2020. Venezuela era su tercer destino como embajador, tras Jamaica y Panamá. Es ahora cónsul en Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
Silva fue reemplazado por un encargado de negocios, el diplomático Juan Fernández Trigo. En diciembre de 2022 el Gobierno de Sánchez decidió elevar el rango de su sucesor, Ramón Santos, a embajador, y Venezuela nombró a Coromoto Godoy embajadora, lo que supone reconocer al régimen de Maduro. A Godoy, emparentada con el exministro de Petróleo y ex presidente de Petróleos de Venezuela, Humberto Calderón Berti, le ha sustituido en abril Gladys Gutiérrez Alvarado, que fue abogada de Chávez, expresidenta del Tribunal Supremo de Venezuela y relacionada con Juan Carlos Monedero y Podemos.
errefejota
Vale ya de ingenuos y pamplinas: el indigno y corrupto Borrell está haciendo de poli bueno para que el indigno y corrupto Antonio rebaje un poco el "concierto" o lo que poias sea y todo el mundo diga que así sí. Es el truco más viejo y gastado del mundo.
Alfonso
Buenas, Parece que se olvida que el problema del Estado en España (tal cual se presenta ahora) tiene su origen y su causa en don Pedrito S. P.-Castejón, un inculto total que ha ido a hacerse cargo del "reparto del bacalao), y así -con ese despacho y su "mandil"- siempre encontrará personas que le bailen alrededor, es como otro pájaro, un tal Romeva, pero con menos valentía y menos cultura, que los dos se formaron con la política del estallido del Estado yugoeslavo. Y don Pedrito, una acémila cultural, no puede hacer otra cosa, porque con el "psoe" no hay un partido político de izquierdas o de lo que sea, es solo una marca electoral, que sirve para que sus "forofos", cual los seguidores del Barça o de cualquier otro equipo de fútbol, consigan votando puestos y "pesebres" en las bancadas de cientos de puestos políticos. Y mientras no se fragüe un "pesticida" "arn" antiPedrito y se le eche a su casa no hay nada que hacer. Alfonso, desde Cáceres
Auraz
No se dejen engañar, entre socialistas todo se perdona. Es la vieja estrategia para convencer de que hay socialistas buenos, de que siempre hay alguien que vigila; falso totalmente, simplemente es un teatro.