Dentro de la programación del Teatro Real para el 2012, ésta es una de las  opciones más apetecibles. ¿El argumento? La vida llevada a ópera de la mayor artista conceptual de los últimos 40 años, Marina Abramovic, la abuela del arte contemporáneo. ¿La música? Ésta ha sido escrita e interpretada por el cantautor norteamericano Antony Hegarty, lider de Antony and The Johnsons, un ser andrógino de voz inconfudible, depresiva y virtuosa. ¿El Narrador?  Willem Dafoe, quien dará vida a Ulay, el artista alemán que fue pareja Abramovic hasta finales de los 80.

A esos tres ingredientes se suman la dirección teatral Robert Wilson, encargado de la puesta en escena, así como el visto bueno y las gestiones del director artístico del Teatro Real de Madrid,  Gerard Mortier, admirador confeso de Abramovich. Se trata, en efecto, de una combinación tan atractiva como peligrosa. Las expectativas pueden ser tan altas como difíciles de cumplir.

El guión de la ópera fue co-escrito por Abramovic y Dafoe, quienes trabajaron durante mucho tiempo la concepción de la misma. No se trata, en absoluto de volcar el argumento en la obra de la artista de origen serbio, sino de retratar su vida. Si bien es cierto que a lo largo de sus 40 años de carrera artística es imposible diferenciar una de otra, es justamente en esta ópera donde Abramovic se propone el reto más complicado: destilarse sin cansar.

La ópera, que dura unas cuatro horas, ya fue estrenada en el Reino Unido, donde obtuvo una crítica no sólo positiva sino unánime. The Guardian llegó a afirmar que uno de los aspectos que hacía sobrecogedora la ópera no era la vida de Abramovic en sí, sino la capacidad que encontraron sus colaboradores para contarla de una manera diferente.

"Vida y muerte de Marina Abramovich" es el resultado final de un encargo del Teatro Real y del Festival Internacional de Manchester, en coproducción con el Teatro de Basilea, el Festival de Holanda y el municipio de Salford (Reino Unido).