El Hospital de Ifema y el Enfermera Isabel Zendal quedarán en la Historia como dos símbolos de la lucha de España contra el coronavirus. Nada más sintomático del estado de la Salud Pública en nuestro país que el llenado y vaciado del Zendal. Durante las últimas olas parecía que habíamos sido absorbidos por un ciclo infinito de elipsis donde la historia se repetía una y otra vez. La incidencia sube; la incidencia baja; los ingresos aumentan; los ingresos caen; la gente fallece; la gente se cura. Esta última ola, sin embargo, parece ser la definitiva, y así lo creen varios expertos en Epidemiología. En el Zendal se respira una atmósfera de fin de ciclo: "El virus está muerto".
Así se expresa la dirección del hospital con la que ha contactado Vozpópuli. "El virus está muerto, solo tenemos 40 pacientes", afirman. El Zendal alberga apenas una comunidad de vecinos. Hubo un tiempo en que bajo sus altos techos se enfrentaron a la covid-19 más de 500 personas al mismo tiempo. Cuando este periódico caminó por aquellos pasillos, en la tercera ola, aquello era un coro de toses y un ajetreo constante de enfermeros y personal sanitario.
La Comisión de Salud Pública ha aprobado una transición en el sistema de vigilancia del coronavirus. Ahora, con un nivel tan alto de vacunados y de personas con inmunidad natural (el contagio con ómicron fue masivo), el objetivo ya no es poner freno a la cadena de transmisión, sino proteger a los más vulnerables. Los sistemas sanitarios se van a centrar en ellos, y dejarán de contabilizar cada caso como hasta ahora.
La Historia se abre camino, y ya no es la pandemia la que ocupa las portadas, ahora los ojos del mundo miran a Ucrania y a un pueblo soberano que ha sido invadido y está sufriendo la muerte y el terror. El Zendal también está en aras de cerrar un capítulo, el del coronavirus, y abrir otro, el de la invasión de Ucrania.
La directiva del hospital afirma a este diario que están preparados para atender a todos los refugiados ucranianos que lo necesiten. "Para eso se construyó el Zendal. Somos un hospital de emergencias", aseveran. Todavía no saben cuándo llegará el primer refugiado ucraniano, pero explican que el proceso de acogida es largo y lento. "Primero la Unión Europea tiene que acordar el reparto entre los países miembros y luego el Gobierno central debe hacer lo propio con las comunidades autónomas", añaden al respecto.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que ponía a disposición de los refugiados ucranianos las 1.000 camas de las que dispone el Zendal en un encuentro con el embajador ucraniano, Dmytro Matiuschenko, en el que afirmó que "nadie tiene derecho a truncar las vidas y los sueños de una sola persona ni tampoco su libertad y menos invadiendo otro país por la fuerza".
Centro de Rehabilitación
Junto con la atención a los refugiados, el Zendal sigue son su intención de transitar a un Centro de Cuidados Posthospitalarios. Será un centro de rehabilitación funcional de pacientes postcovid y también de otros pacientes que requieran de esta atención. Así, el hospital ofrecerá cuatro modalidades de rehabilitación:
- Rehabilitación motora para pacientes con problemas de movilidad.
- Atención de casos de desnutrición severa.
- Atención psicológica para pacientes que hayan estado en la UCI.
- Enfermería para tratar las llagas y otro tipo de daños producidos por las largas estancias en cama.
La atención se prevé que sea, principalmente, ambulatoria. Es decir, que los pacientes vayan al centro, reciban su rehabilitación y regresen a casa. No se descarta el ingreso para el que lo necesite.