Tuvimos ocasión de probar recientemente el restaurante Ricard Camarena. Situado en el privilegiado espacio de ‘Bombas Gens Centre d’Art’, un complejo de arte moderno de reciente creación, la decoración es cálida y acogedora, muy en sintonía con la tierra en la que se encuentra y su decoración, confiada a Francesc Rifé, crea una atmósfera ideal para degustar la cocina de este sensacional cocinero.
Cocina de sabores nítidos que se presenta en elaboraciones aparentemente sencillas pero en las que es fácil vislumbrar el derroche de estudio y técnica que se esconde detrás de cada una. El manejo de las verduras y de los productos del mar es simplemente magistral y gran peso del menú degustación que tuvimos ocasión de probar se centra precisamente en esos dos puntales que al fin y a la postre constituyen la base de la cocina de Camarena.
Cocina evidentemente marcada -no podía ser de otra forma- por el producto de temporada y es precisamente en esas verduras, minuciosamente seleccionadas, donde Ricard despliega la técnica al servicio del producto extrayendo lo mejor de cada una de ellas en pequeñas elaboraciones repletas de texturas y sabores que a modo de pinceladas van configurando ese universo personal en el que la “mediterraneidad” destila a raudales.
Sin ánimo de desbrozar cada plato del menú (nunca nos gusta desvelar ese misterio que forma parte de la liturgia de este tipo de menús degustación) dejamos realizada la sugerencia de una de las mejores experiencias gastronómicas que hemos tenido ocasión disfrutar en los últimos meses. No esperen en ella combinaciones sorprendentes ni artificios innecesarios. Todo ello queda postergado por una exaltación de los sabores más simples y puros y por ende, más fácilmente reconocibles y con mayor arraigo en eso que ahora llaman la memoria gustativa.
Galardonado con dos estrellas Michelín y tres soles Repsol, Ricard Camarena propone dos menús degustación (125 y 155 euros) además de otro menú más corto que se ofrece los mediodías de martes a viernes (laborables).
