Vinos

Grandes Pagos de España cumple 20 años

Treinta y cuatro bodegas forman parte de esta prestigiosa asociación que promueve ante todo la calidad de sus vinos

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La Asociación Grandes Pagos de España (GPE) cumple 20 años. Una historia de amor al vino y buenas prácticas, que congrega algunas de las mejores bodegas de nuestro país. Pertenecer a este “club” no es fácil, ya que poseen un “Manifiesto” amplio y estricto relativo a las características que han de tener las bodegas y su filosofía de trabajo común en busca de un único objetivo: la calidad.  

Presidida por María del Yerro, propietaria junto a su marido de las bodegas Alonso del Yerro (Ribera del Duero), es la primera mujer en este cargo desde que la creara el Marqués de Griñón en 2004. En un primer momento se denominó Grandes Pagos de Castilla, porque los cinco socios fundadores poseían bodegas allí.

Grandes nombres de la enología nacional

Más tarde, al acoger nuevas casas de otras partes de España, cambiaría su nombre. Actualmente son ya 34 bodegas, todas entre las más renombradas de nuestro país. Un número que fue ampliado recientemente con la llegada de Losada Vinos de Finca y Alta Alella.

Bodegas Fillaboa es miembro de Grandes Pagos de España. En la foto, José Masaveu, propietario.

Grandes referencias de la enología nacional se dan cita en GPE, como Pago de Vallegarcía, Valenciso, Cortijo los Aguilares, Finca Sandoval, Belondrade o Fillaboa. Cada uno con sus propias normas y libertad para elaborar, pero con ese Manifiesto común que ha de cumplirse por todos los socios.

Terruño, información y sostenibilidad

La “singularidad del terruño como expresión fundamental del estilo de nuestros vinos” es el primer punto inapelable, así como la “elaboración de vinos en armonía con el suelo, la tierra y el clima de cada viñedo”.  Actualmente se habla mucho de la tierra de la viña como factor sobresaliente en los resultados finales , pero en GPE desde su fundación constituyó una premisa básica.

Foto cedida por Grandes Pagos de España.

La creación de una red de conocimientos y el intercambio de experiencias entre los bodegueros y enólogos, son otros alicientes importantes para mejorar. Una cultura colaborativa que facilita el flujo de información, tan importante hoy en día.

El rosal detecta antes la llegada de insectos nocivos para la viña. Foto cedida por GPE.

La sostenibilidad es otra clave. Algunas bodegas poseen los certificados pertinentes y otras no, pero el cuidado de la tierra y su equilibrio es un aspecto sustancial para todos en el trato al viñedo. Usualmente no utilizan pesticidas, elaboran su propio compost… cuidados todos dirigidos a la salubridad del viñedo. Esto junto al i+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) de métodos y plantaciones.

Control interno y nuevos socios

Ser competitivos les acerca a presentar sus vinos a foros, concursos y certámenes nacionales e internacionales, junto a la exportación como método de dar a conocer la excelencia de las referencias españolas. Asimismo, creen en los vinos de pago como camino de excelencia y prestigio como potenciadores de la economía.

De hecho, la entrada de una bodega en GPE exige una cata ciega (a botella tapada) por parte de todos los socios en la que se dirime el acceso o el veto. Igualmente, cada año y por un comité externo- una de las últimas iniciativas de María del Yerro-, se catan también a ciegas todos los vinos de las bodegas de la asociación con el fin de velar por la calidad constante y la regularidad.

Vinos españoles por el mundo

Exportar sus vinos, sí, pero también dar a conocer más allá de nuestras fronteras las etiquetas españolas es uno de sus grandes retos. Para ello han creado el programa didáctico The Terroir Workshop, que funciona más allá de nuestras fronteras. Un curso presencial de dos días sobre vinos de nuestro país para gente cualificada como sumilleres, empresarios, etc.

Los enólogos de las bodegas que forman Grandes Pagos de España en uno de sus viajes.

Con un amplio programa- variedades de uva, zonas vitivinícolas…, ya se han impartido en México, Miami, San Francisco o Los Ángeles. Cada ciudad tiene su Brand Ambassador, personas con peso en el sector vinícola que, luego, imparten esos cursos a su vez. Un buen mecanismo de “repetición” que triunfa, porque los vinos españoles interesan, y mucho, en el extranjero.

Por otra parte y, aunque la mayoría de las bodegas son familiares, esto no es premisa imprescindible para entrar en GPE. Al ser una asociación de carácter privado, acogen también distintas categorías, desde los que poseen denominación de origen a Vinos de la Tierra y otras variantes.

Grandes Pagos de España, en la calidad de sus vinos está el quid de la cuestión.

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