El arte es, probablemente, la dimensión de la existencia humana que con mayor nitidez separa a nuestra especie del resto de habitantes del planeta. Una disciplina que permite al ser humano elevarse por encima de las meras necesidades básicas de supervivencia y le ayuda a lograr uno de sus mayores anhelos: trascender. Pero más allá de esa mano permanentemente tendida a la eternidad, el arte también es una poderosa arma para librar batallas cotidianas. ¿Una de ellas? La lucha por la igualdad de género.
El arte, en cualquiera de sus manifestaciones, ha servido para deleitar, inspirar y curar los males del espíritu de los seres humanos desde el principio de los tiempos. Nos ofrece una mirada a nuestro pasado que nos recuerda en todo momento quiénes somos, de dónde venimos y nos orienta en nuestro camino hacia el futuro.
Pero el arte también ha sido empleado como una palanca de cambio que ha servido para denunciar injusticias y reivindicar conquistas sociales. Ha sido, al mismo tiempo, testigo y catalizador de revoluciones, guerras, modas, reivindicación de derechos, cambios en la moral y en las costumbres y corresponsable del hundimiento o encumbramiento de personajes públicos.
El arte ha sido una palanca de cambio que ha servido para denunciar injusticias y reivindicar conquistas sociales
Y es que la capacidad que tienen una pintura, una escultura, una película, una composición musical o una novela para trasladar y condensar ideas elevadas de un modo que apele a las emociones hace del arte una herramienta de comunicación muy poderosa.
Reyes, dictadores, militares, políticos y empresarios de todas las épocas han recurrido a los artistas para que los representaran de un modo que favoreciera sus intereses ante la opinión pública. Y en ese ejercicio propagandístico, los hombres siempre han tenido una representación mucho más nutrida que las mujeres. Unas diferencias que ponen de manifiesto la infrarrepresentación que las mujeres han tenido históricamente en posiciones de poder.
Igualdad de género a través de un lienzo
Pero si en algo el arte ha demostrado con creces su capacidad transformadora es, precisamente, en reparar injusticias. Y también en este caso puede contribuir a poner un cierto equilibrio en una cuestión que el propio arte, como notario de la realidad social de las distintas épocas, se ha encargado de constatar: la desigualdad de género.
Fundación Banco Santander ha puesto en marcha una iniciativa con la que pretende que la chispa de ese cambio necesario prenda en la sociedad desde la Colección Banco Santander. Este espacio reúne más de 3.000 obras, fundamentalmente de pintura, entre las que se encuentran trabajos de genios universales como Picasso, Zurbarán, El Greco, Sorolla o Miró. Una deslumbrante mirada a nuestro pasado que abarca más de 2.000 años de historia.
Uno de los propósitos de la Colección Banco Santander es hacer el arte accesible a la mayor cantidad de personas posible, de manera que sean cada vez más quienes puedan disfrutar de esta ventana a nuestra historia. Pero, siendo importante esa misión divulgativa, nunca puede ser la única de una Colección que, como el propio arte, debe aspirar a más. Debe ser rebelde y transformadora. Debe aspirar a hacer del mundo un lugar mejor.
Visibilizar los retratos de mujeres destacadas de la historia es una manera de dejar constancia de su protagonismo en el devenir del mundo
Y lo ha hecho, como explica María Beguiristain, directora de Arte y Exposiciones de la Colección Banco Santander, de diferentes maneras. “El arte es una forma de propaganda política que se ha utilizado para reforzar el poder de los retratados. Es muy difícil en una colección histórica como la nuestra alcanzar paridad en cuestiones de poder. Pero lo que sí podemos hacer es llevar a cabo estrategias de visibilización, como, por ejemplo, colgar el retrato de doña Juana de Mendoza presidiendo la sala de retratos masculinos”, señala.
Visibilizar los retratos de mujeres destacadas de la historia es, en efecto, una manera de dejar constancia de su protagonismo en el devenir del mundo. Pero también lo es destacar el legado de las mujeres artistas que han contribuido a dejar constancia del mismo.
Y es que, apunta Beguiristain, “otra manera de abordar la cuestión de género en una colección es exponiendo la obra de mujeres artistas que tenemos en la colección, porque si no las exponemos, no existen”. Un ejemplo de ello es la obra de María Abia, durante años relegada al almacén “porque no encajaba con un determinado discurso”, lamenta la directora de Arte y Exposiciones de la Colección Banco Santander. Pero que hoy “está colgada en la misma pared que otro gran artista: Lucio Muñoz”, añade.
De esta manera, y en una campaña con la que ha contado con la participación de la artista Miss Beige, #ColecciónBancoSantander quiere contribuir a lograr un avance significativo en la paridad y visibilización del papel de la mujer en la Historia. Y es que cuando se trata de cambiar el mundo, ningún revolucionario mejor que el arte.