Este domingo puede ser el día más largo para Emmanuel Macron desde que desembarcó como presidente de Francia, a la espera de los resultados de unas elecciones europeas que representan un plebiscito sobre su gestión y anuncian una victoria de su principal rival, Marine Le Pen.
Macron ha sido acusado de hacer saltar por los aires la neutralidad y el respeto a las mínimas normas de comunicación y propaganda electoral que se le suponen a un jefe de Estado a pocas horas de una cita con las urnas. Acaparar los medios del servicio público, imponer una entrevista en televisión, enviar a su primer ministro a incrustarse en un programa de radio donde no estaba invitado…Todo ese despliegue puede que no sirva para salvar a la soldado Hayer, la jefa del grupo macronista, Renaissance (Renacimiento), Valérie Hayer, herida gravemente en los sondeos mucho antes de poner el pie en la playa de las europeas de este domingo.
Cuando Emmanuel Macron propuso a su jefa de cartel, los franceses tuvieron que hacer una búsqueda en internet para saber quién era la favorita del Elíseo en unos comicios europeos que el propio presidente y sus adláteres consideran como “de una importancia vital” y “los más importantes de la Historia”. Hayer (38 años) es la presidenta en el Parlamento europeo del grupo centrista y liberal, “RenewEurope”, en el que se alojan las tropas macronistas en Estrasburgo. Los euroespecialistas la consideran positivamente; el público votante la desconocía.
Frente a la candidata del oficialismo, Rassemblement National (Agrupación Nacional) - el partido de Marine Le Pen- presenta al joven (28 años) Jordan Bardella, uno de los políticos franceses más populares en todas las encuestas de opinión desde hace meses, con mucho gancho entre la juventud “tiktokera”, pero al que la prensa de izquierda, como “Le Monde”, considera flojo en cuestiones políticas de fondo. La mayoría de los franceses encuestados desde hace semanas parece poco influenciada por la metralla informativa contra Bardella, que se sitúa semana tras semana entorno a un 32% de apoyo, casi el doble del de la aspirante macronista, 16-17%.
“Aló presidente”, en la radio y TV públicas
El esfuerzo del presidente Macron en las últimas horas de la campaña electoral ha sobrepasado, para muchos, desde las izquierdas a las derechas, las prerrogativas que un jefe de Estado tiene asignadas como comportamiento pre-electoral. En una reacción de pánico por el poco impacto y los errores de su candidata, Emmanuel Macron forzó para la noche del jueves una última entrevista televisada en una especie de “Aló presidente” que dejaba poco margen de respuesta al resto de los partidos y a sus candidatos, obligados a utilizar y repartirse el viernes para contrarrestar las declaraciones del presidente no candidato.
La utilización de los medios fue también grotesca cuando el primer ministro, Gabriel Attal, irrumpió en directo y en persona en un programa de la radio pública en apoyo de la candidata Hayer, ante el pasmo de los aspirantes de otros partidos y la embarazosa sonrisa de la soldado de Macron. Utilizada, primero, como carne de cañón, la oposición y la mayoría de los medios de comunicación han criticado a la Presidencia por lo que los franceses definen en inglés para quedar más modernos: “mansplanning” y “manterrumping”, dos conceptos feministas para denunciar cómo los hombres explican a una mujer lo que ella ya sabe y cómo los machitos interrumpen el discurso de una fémina.
“Instrumentalización de la memoria histórica”
Emmanuel Macron contaba con las conmemoraciones del D-Day, del 80 aniversario del Desembarco en Normandía, para dar un impulso final, no ya en apoyo de su candidata, sino en contra del favorito, Bardella, delfín de Marine Le Pen. El inquilino del Elíseo ha tenido la oportunidad de pronunciar seis discursos en tres días para hacer paralelismos entre la historia pasada y la situación de la Francia y la Europa actual, una de sus aficiones preferidas, “la instrumentalización de la memoria”, según Marine Le Pen.
En efecto, el presidente sabe que utilizar la victoria sobre el nazismo le permite recurrir al grosero “reductio ad Hitlerum” para atacar a la favorita para reemplazarle en 2027. Este año, la invitación a las ceremonias de la liberación de Francia y Europa a Volodímir Zelenski le permite también utilizar el “reductio ad Putinum”, subrayando las pasadas y cálidas relaciones del partido de Le Pen con el Kremlin.
En otro intento desesperado por contrarrestar el apoyo popular al candidato de “la extrema derecha”, Macron quiso forzar una entrevista televisada en directo frente a Marine Le Pen. Intento baldío; la jefa de RN le respondió que entrevista, sí, pero tras los comicios europeos, para abordar “una disolución de la Asamblea si el partido macronista se estrella en las urnas este domingo.
La implicación de Emmanuel Macron en la campaña europea ha quedado lastrada, sin embargo, por tres descarrilamientos. La crisis en Nueva Caledonia, a casi 18.000 kilómetros de París, no se ha resuelto, a pesar de su visita relámpago al territorio francés en plena insurrección; en el aspecto económico, Francia ha conocido en los últimos días una degradación de su nota por la agencia Standard & Poor’s (de AA, a AA-), y un apercibimiento del Fondo Monetario Internacional, que sugiere medidas de reducción de gasto si el país quiere limitar al 3% del PIB su déficit en 2024. La reducción del periodo y de la cuantía de la prestación contenida en la reforma del paro – medida dirigida, precisamente, a esa reducción del gasto público - tampoco ha ayudado a entusiasmar al electorado.
Para el pupilo de Le Pen, Jordan Bardella, la campaña ha consistido en no cometer errores burdos y mantener la ventaja que señalan las encuestas de opinión. En su discurso, cabe destacar dos mensajes: la inacción de los responsables comunitarios frente a la inmigración ilegal y descontrolada - que implica un aumento de la delincuencia -, y la defensa de los agricultores y ganaderos ante la apertura de mercados a países que no respetan el estricto reglamento europeo. RN hace tiempo que no propugna el “Frexit”: “no hay que salir de la UE, dice Bardella; hay que reformarla desde dentro”.
La relación entre inmigración ilegal y aumento de la delincuencia es algo que ya no es tabú en Francia donde incluso diputados del partido de Macron lo admiten, a pesar del discurso ambiguo del presidente. Recientes acontecimientos en varias ciudades del país, protagonizados por individuos sin papeles e, incluso con orden de expulsión, abundan en este sentido.
Melenchón vota a Hamás
Entre los aspirantes de la izquierda, la campaña más ruidosa ha sido protagonizada por “La Francia Insumisa” (LFI), dirigida por Jean-Luc Melenchón, que ha eclipsado a su jefa de cartel, la eurodiputada Manon Aubry (34 años), cuyas propuestas han pasado desapercibidas ante el empeño del caudillo de favorecer a la número 7 de su formación, una francopalestina, Rima Hassan, desconocida hasta el momento, pero lanzada al estrellato mediático en concordancia con la obsesión melenchonista en busca del voto musulmán de las “banlieues”, asimiladas por esta formación a una Gaza en territorio galo.
Para ello, Melenchón y sus tropas han ido más allá de lo esperado en su radicalidad y su estrategia de insurrección, adoptando sin matices el discurso del grupo terrorista Hamás y profiriendo proclamas que el resto del escenario político francés considera, sin ambages, como antisemitas, o por decirlo más claramente, antijudías, como cuando comparó la situación en la franja palestina a la del gueto de Varsovia. “Una deriva incomprensible”, dice Olivier Faure el líder del Partido Socialista Francés, hasta hace poco aliado con LFI en el seno de la coalición parlamentaria de izquierda NUPES (Nueva Unión Popular Ecologista y Social).
Es precisamente el PSF, a través de la formación “Place Publique”, la que puede dar otra sorpresa a Macron y al propio Melenchón. “Place Publique” está encabezada por el eurodiputado Rafael Glucksmann (44 años), hijo del filósofo André Glucskmann, que ha ido escalando en los sondeos hasta el punto de poder arrebatar el segundo puesto al partido de Macron. Con antecedentes “sospechosos” para la extrema izquierda (liberal en economía, atlantista, exconsejero del presidente georgiano, Míjeil Saakashvili…), se hizo conocido por su defensa y apoyo a los uigures, la minoría musulmana perseguida por el régimen comunista chino, en lo que organizaciones internacionales de derechos humanos han calificado de genocidio.
Primera vuelta de las presidenciales de 2027
Con Glucksmann, los socialdemócratas han visto la esperanza de renacer en Francia como “partido de gobierno”, tras ser desbordados por la extrema izquierda desde 2012. Para contrarrestar su ascenso, esa misma extrema izquierda proHamás le ha descalificado a Glucksmann- y no precisamente de forma sibilina – por su pertenencia a la comunidad francesa judía.
El centroderecha, o si se quiere, la derecha moderada, vuelve a aparecer lejos del podio, a pesar de contar como jefe de grupo con el eurodiputado Xavier Bellamy (38 años), un profesor de filosofía considerado por la mayoría de los “editócratas” franceses como el menos sectario y el más educado y preparado de todos los candidatos. Demasiado moderado, quizá, para los tiempos que corren en Europa, Bellamy sufre la situación de su partido, “Los Republicanos”, mordidos a su izquierda por Macron, y desbordados a su derecha por Marine Le Pen y otro partido nacional-soberanista, “Reconquista”, de Marion Marechal (sobrina de Le Pen) y el periodista y escritor Eric Zemmour.
Como en la mayoría de los países de la Unión Europea, las elecciones del domingo se visten de plebiscito para juzgar al partido y a los gobiernos en el poder. En Francia, pocos ciudadanos se preocupan por conocer el reparto entre los partidos políticos contendientes de los 81 escaños a los que tiene derecho su país en el hemiciclo de Estrasburgo. En Francia, desde el presidente, Emmanuel Macron, hasta la extrema izquierda de Melenchón, pasando por Marine Le Pen, las elecciones europeas del domingo representan la primera vuelta de los comicios presidenciales de 2027.
CAYMAN
En Francia, están hasta el gorro del "napoleoncito", que solo sabe meter al País en problemas, ha perdido la influencia que tuvo en el África que fue francófona, tiene problemas muy graves en Nueva Caledonia, por su cuenta, sin contar con la Nato, habla de mandar tropas a Ucrania, elevando la tensión con Rusia, además de todo lo dicho, todo el mundo sabe que es un títere del globalismo americano, un muñeco de trapo.