Los talibanes avanzan en el lanzamiento de medidas para vetar los derechos de la mujer. El pasado diciembre prohibieron a las mujeres trabajar en las ONG, y hoy ha llegado el turno a la institución internacional por excelencia: Naciones Unidas. Los radicales religiosos han vetado el trabajo a todas las afganas que la ONU emplea en el país, algo que esta ha calificado de "inaceptable" e "inconcebible".
Así lo ha señalado el portavoz del organismo Stéphane Dujarric, quien aún no se ha extendido en sus declaraciones y ha señalado que la ONU está buscando aún más claridad sobre esa decisión, pero por la información que ha obtenido el veto se extendería a todo Afganistán y no solo a una provincia, como se había conocido inicialmente.
Dujarric explicó que están previstas reuniones mañana en Kabul con las "autoridades de facto" para tratar de aclarar los detalles mientras evalúa su posible impacto, pero dejó claro que, sin mujeres, Naciones Unidas no podrá seguir asistiendo a la población del país como lo viene haciendo.
El veto dificulta el trabajo de la organización en el terreno
"Las mujeres de nuestra plantilla son esenciales para que Naciones Unidas suministre ayuda vital", dijo el portavoz en su conferencia de prensa diaria, en la que subrayó que este veto no sólo viola "los derechos fundamentales de las mujeres" sino que complica que continúe el trabajo de la organización sobre el terreno.
Entre otras cosas, recordó que "dada la sociedad y la cultura" en Afganistán, con una clara separación en materia de género, "hacen falta mujeres para dar ayuda a las mujeres", que están entre las más amenazadas por la enorme crisis humanitaria que vive el país. Más concretamente, esto se debe a que puede no estar bien visto que hombres ayuden a mujeres y viceversa.
Según Dujarric, la prohibición es "inaceptable" y se suma a una "preocupante tendencia a minar la capacidad de las organizaciones de ayuda para llegar a los más necesitados".
Las empleadas de la ONU, uno de los últimos reductos del trabajo femenino en Afganistán
Las empleadas de la ONU eran unas de las pocas a las que se sigue permitiendo trabajar, después de que los talibanes prohibieran en diciembre pasado la labor de mujeres en ONG nacionales o internacionales. También han podido seguir con su labor aquellas contratadas por oenegés en los ámbitos de la alimentación y la educación.
De acuerdo con los datos de la ONU, entre un 30 y 40% del personal de organizaciones humanitarias que entrega, gestiona, controla o evalúa la necesidad de asistencia son mujeres. Dujarric dijo que actualmente la organización tiene a unas 4.000 personas trabajando en Afganistán, de las que unas 3.300 son naturales del país, aunque no dio a conocer cuántas son mujeres.
Inicialmente, la misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) había anunciado que los talibanes habían prohibido trabajar a sus empleadas en la provincia oriental de Nangarhar. Dujarric explicó en Nueva York que en esa región se recibió una comunicación "más oficial" sobre el veto, pero después, a través de varias vías, se trasladó a la ONU que la decisión se aplicaba a todo el país.