El pasado mes de marzo, el Parlamento británico tumbaba por tercera vez el acuerdo alcanzado entre Theresa May y la UE para el Brexit. A la tercera fue la vencida. El ala más radical del Partido Conservador, que quería una ruptura más dura entre Londres y Bruselas, forzaba así a la primera ministra a presentar su dimisión.
Una renuncia que catapultó al poder a Boris Johnson, claro ganador de las primarias tories y primer ministro del Reino Unido desde julio. Exsecretario de Exteriores, y alcalde de Londres entre 2008 y 2016, Johnson siempre fue uno de los más firmes defensores de la salida británica del Reino Unido.
Un euroescéptico convencido desde la época en la que trabajó como corresponsal en Bruselas del diario sensacionalista Daily Telegraph, siendo uno de los columnistas favoritos de Margaret Thatcher.
El nuevo primer ministro, que siempre fue un excepcional polemista a pesar de su aspecto desaliñado, siempre dejó claro que estaba dispuesto a una ruptura total con la UE si era necesario
Tras su contundente victoria en las primarias del Partido Conservador, el nuevo inquilino del número 10 de Downing Street llegó al gobierno en julio con dos objetivos que, a la postre y después de muchos vaivenes, no consiguió cumplir: lograr un "mejor acuerdo" para el Reino Unido y completar el Brexit antes del 31 de octubre.
El nuevo primer ministro, que siempre fue un excepcional polemista a pesar de su aspecto desaliñado, dejó claro que estaba dispuesto a una ruptura total con Bruselas si era necesario. Llegó incluso a cerrar el Parlamento para lograrlo.
Sin embargo, el Tribunal Supremo, el sector moderado de su partido, los laboristas y las multitudinarias protestas de ciudadanos en las calles frustraron sus planes. Le obligaron a solicitar en octubre una nueva prórroga de tres meses para el Brexit y a convocar nuevas elecciones.
Uno de los grandes ganadores de 2019
De los comicios, celebrados en diciembre, salió como uno de los grandes triunfadores del año 2019. Consiguió una mayoría aplastante para los conservadores que, en teoría, le permitirá aprobar antes del 31 de enero el acuerdo de salida de la Unión Europea al que llegó con Bruselas en otoño.
Su aplastante victoria en las elecciones de diciembre hizo de Boris Johnson uno de los grandes ganadores del año, pero también puso al descubierto el que será su mayor reto en 2020: el nuevo desafío independentista de Escocia
Finalmente no habrá una salida abrupta de la UE. Si todo marcha según los planes de Johnson, el 31 de enero se habrá consumado el Brexit y se dará comienzo un periodo de transición que podría durar casi un año, hasta diciembre de 2020. Tiempo en el que Reino Unido dejará de ser jurídicamente un Estado miembro de la UE, pero mantendrá todas sus obligaciones y compromisos económicos con el club comunitario.
11 meses en los que se negociarán los términos concretos y definitivos de la futura relación entre Londres y Bruselas. Sobre el papel, Johnson acabará firmando un tratado de libre comercio con la UE similar al que Bruselas tiene con Canadá. Sin embargo, todo puede verse las presiones de su admirado Donald Trump, que quiere distanciar lo más posible a Reino Unido de la UE para favorecer un nuevo pacto entre Londres y Washington.
Nuevo desafío escocés
Además de la compleja negociación con Bruselas, con la sombra de Trump de fondo, el premier británico tendrá que lidiar con el nuevo desafío escocés. La aplastante victoria de Johnson en las elecciones generales de diciembre también puso al descubierto el que será su mayor reto en 2020: el renovado impulso independentista de Escocia.
El Partido Nacionalista Escocés ganó a los tories en las urnas en esa región, lo que fue interpretado por los nacionalistas de Nicola Sturgeon como un "mandato reforzado" para pedir un segundo referéndum de independencia.
"Escocia dejó muy en claro que no quiere que un gobierno conservador dirigido por Boris Johnson nos saque de la Unión Europea", indicó la ministra principal para Escocia al solicitar, días después de las elecciones, una segunda consulta de independencia. Los escoceses quieren negociar los términos del referéndum a lo largo de un 2020 que promete muchos quebraderos de cabeza para Boris Johnson.