Los cardenales que residen en el Vaticano han puesto el grito en el cielo al conocer que McDonald´s planea abrir un restaurante junto a la plaza de San Pedro. Pero el enfado no es tanto por la tentación de la carne, sino porque podrían tener que desembolsar de su propio bolsillo los gastos de las obras de reforma para que el inmueble pueda albergar el restaurante. Y es que el local estará ubicado en la planta baja del palacio que tuvo como inquilino a Joseph Ratzinger.
Los jerarcas de la Iglesia Católica están preocupados, según varios medios italianos, por la derrama que deberán pagar para adaptar el inmueble al nuevo restaurante de comida rápida. Pero los clérigos habrían sido previamente avisados por la ASPA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, que se encarga de gestionar las propiedades del Vaticano y que se embolsará las decenas de miles de euros por el alquiler del local.
El Papa aún no ha mostrado su parecer ante la instalación de la hamburguesería intramuros, pero las quejas se multiplican entre los comerciantes por el impacto estético y visual que el conocido logotipo amarillo puede infligir a un entorno tan tradicional, atestado ya de puestos callejeros.
La instalación de una chimenea para las cocinas podría violar las leyes de construcción italianas
Entre los inquilinos del inmueble se encuentran los cardenales Gianfranco Ravasi, Giuseppe Versaldi, Gilberto Agustoni, Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, Darío Castrillón Hoyos y Manuel Monteiro de Castro. A todos ellos la ASPA les habría remitido una carta en verano avisándoles de las obras.
El local en cuestión tiene 538 metros cuadrados y permanecía vacío después de haber sido ocupado por un banco. Los trabajos de reforma del edificio por los que los cardenales se han quejado incluyen la instalación de una chimenea para las cocinas, que podría violar las leyes de construcción.
En el ala adyacente del mismo edificio residen otros cardenales, como Gerhard Ludwig Mueller (en la vivienda anteriormente ocupada por Joseph Ratzinger), Lorenzo Baldisseri, Angelo Amato, Walter Kasper y Mauro Piacenza. El Vaticano, por su parte, ha negado que los cardenales deban asumir los gastos, sino que sólo se les quitará un ascensor del edificio para poder adaptarlo al nuevo local.