La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, ha comparecido este lunes ante el Senado para defender su inocencia de los cargos que se le imputan y presentarse como una defensora de la democracia, días antes de que la Cámara vote si le suspende definitivamente de su cargo.
Ante los 81 senadores, constituidos en jueces y dirigidos por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, como garante constitucional del proceso, Rousseff insistió en su inocencia y avisó que "no esperen" de ella "el obsequioso silencio" frente a los cobardes que pretenden atentar con el estado de derecho".
Rousseff ha recordado su trayectoria personal y ha sostenido que entre sus defectos "no están la deslealtad y la cobardía"
"No lucho por mi mandato por vanidad o por apego al poder" sino que lo hago, ha dicho, "por la democracia, por la verdad y por la justicia". Rousseff, que ha recordado su propia trayectoria personal, ha sostenido que entre sus defectos "no están la deslealtad y la cobardía".
"Vengo a mirar en los ojos a sus excelencias y decirles que no cometí el delito de responsabilidad" del que se me acusa, ha asegurado, insistiendo en que las acusaciones en su contra "no pasan de pretextos, basados en una frágil retórica jurídica".
"Lo está en juego en el 'impeachment' no es mi mandato, es el respeto a las urnas, a la voluntad del pueblo y a la Costitución", ha insistido Rousseff, que ha vuelto a hablar de "golpe" contra la Carta Magna.