El exfutbolista y prorruso Mijaíl Kavelashvili ha sido elegido este sábado presidente de Georgia durante una votación celebrada en el Parlamento con el aval de la Comisión Electoral Central y ante el boicot de la oposición. Kavelashvili, que recibió el apoyo de 224 de los 300 diputados nacionales y municipales convocados, sustituye en el cargo a la opositora europeista Salomé Zurabishvili, que se niega a abandonar su puesto, ya que no reconoce la legitimidad del legislativo resultado de las elecciones parlamentarias de octubre pasado.
De esa forma, Kavelashvili, que era el único candidato en discordia, se convierte en el sexto presidente en la historia de este país desde su independencia de la Unión Soviética en 1991.
Presentado por el partido gobernante, Sueño Georgiano (SG), Kavelashvili ejerció como diputado oficialista desde 2016 después de una brillante carrera futbolística durante la que incluso militó en el Manchester City.
Nacido en 1971, es fundador de La Fuerza del Pueblo, movimiento que promovió la aprobación de leyes contra la influencia extranjera y las minorías sexuales que fueron condenadas por la oposición y Occidente por su semejanza a las draconianas normas promulgadas por Rusia para reprimir a la oposición y a los homosexuales.
La oposición, que se manifiesta diariamente en Tiflis desde que el 28 de noviembre el Gobierno congelara las negociaciones de ingreso en la Unión Europea, se concentró desde primeras horas de la mañana frente a la sede del Parlamento.
"Esclavos" y "Rusos" son algunos de los eslóganes que corean los activistas, que consideran un "insulto" que el nuevo jefe de Estado no tenga estudios superiores.
Para prevenir incidentes, la policía ha cerrado las calles adyacentes por donde los diputados acceden al Legislativo e instalado camiones con cañones de agua.
Las autoridades modificaron el mecanismo de elección del presidente que, por primera vez, no fue resultado del ejercicio del sufragio universal, sino de una votación colegial de 150 diputados y 150 delegados municipales.
Además de los diputados, 89 de los cuales son de SG; también podían participar 21 diputados del Parlamento de la Autonomía de Adzharia; 20 del Consejo Supremo de Abjasia en el exilio y 109 delegados municipales.
El Gobierno tenía todas las de ganar, ya que domina el Parlamento nacional y las asambleas locales. Para ser elegido, Kavelashvili necesitaba 200 votos.
Sea como sea, Zurabishvili, presidenta desde 2018, reiteró anoche en rueda de prensa que no abandonará la Presidencia, tachó de "parodia anticonstitucional" la votación y llamó a continuar las protestas.
Según la opositora, quien considera fraudulenta la victoria electoral de SG en las elecciones legislativas de octubre pasado, actualmente en el país no hay un Parlamento legítimo y "un Parlamento ilegítimo no puede elegir a un nuevo presidente".
El primer ministro llama a Zurabishvili a abandonar la Presidencia
El primer ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, ha instado a Salomé Zurabishvili a abandonar el cargo tras la elección de Kavelashvili. "Justo dentro de dos semanas tendrá lugar la investidura del nuevo presidente. Zurabishvili tendrá que abandonar el cargo", dijo Kobajidze en rueda de prensa.
El líder oficialista se mostró convencido de que la elección de Mijaíl Kavelashvili contribuirá al reforzamiento de la soberanía georgiana y a reducir el radicalismo y la polarización de la sociedad.
"En Georgia hace más de dos años que no hay un presidente patriótico y psicológicamente estable", aseguró, en alusión a Zurabishvili, que fue propuesta en 2018 por el partido gobernante, Sueño Georgiano (SG), pero que en los últimos años se pasó a la oposición.
Además, descartó una posible revolución popular al estilo del Maidán ucraniano, aduciendo que las autoridades han logrado neutralizar a los activistas opositores más radicales y recordó que 1,2 millones de personas votaron a SG en los comicios parlamentarios de octubre.
"Cuatro partidos y las ONGs más ricas no pueden congregar ni siquiera 2.000 personas. Esa esa su situación real, lo que es algo muy bueno para nuestro país. En Georgia el Maidán ha fracasado y nunca prosperará", dijo.