El mundo mira desde hace tres semanas al este de Europa. Y contiene el aliento ante el avance de la guerra entre Rusia y Ucrania. Las sanciones internacionales a Putin y su gobierno han sido imparables desde que el pasado 24 de febrero el ejército ruso atacara Ucrania para “desmilitarizar y desnazificar” el país. Gran parte del mundo occidental se ha posicionado a favor del pueblo ucraniano y ha apoyado todas las sanciones impuestas. Pero todavía quedan algunos países que defienden el régimen de Putin.
Uno de esos países que a día de hoy no condenan las acciones de Rusia es Emiratos Árabes Unidos. Es uno de los paraísos de la oligarquía rusa donde se les sigue dando la bienvenida y no aplican sanciones. De hecho, allí, conservan propiedades inmobiliarias por valor de 314 millones de euros, yates, aviones privados y dinero escondido.
En un artículo de The New York Times, basado en datos publicados por el Centro de Estudios Avanzados de Defensa (una organización sin ánimo de lucro con sede en Washington que recopila datos sobre conflictos globales), entre los propietarios de los cientos de hoteles, apartamentos y villas de lujo que se extienden por el archipiélago fabricado por el hombre con la forma de una gran palmera, se encuentran al menos 38 empresarios o funcionarios vinculados al presidente Vladimir Putin.
Entre ellos, un exgobernador provincial y gerente de una planta de energía nuclear, un magnate de la construcción y exsenador, y un magnate del tabaco bielorruso. Además, seis de esos propietarios están bajo sanciones de Estados Unidos o la Unión Europea.
¿Qué relación hay entre ambos países que lleva a Dubái a no condenar las acciones de Putin, tal y como han hecho otros paraísos rusos como Suiza, Mónaco o las Islas Caimán? En el citado artículo se explica la conexión existente entre los emires árabes y Rusia.
Aumento de las tensiones entre Emiratos y EEUU
La posición tomada por los Emiratos solo hace que las tensiones con Estados Unidos sean aún mayores: Emiratos ha rechazado la petición estadounidense de aumentar los suministros de petróleo para 'calmar' los mercados energéticos, se abstuvieron de una resolución denunciaba la invasión y se negaron a criticar a Rusia. Además, algunos funcionarios emiratíes aseguran a los rusos que sus autoridades no impondrán sanciones a menos que lo ordene Naciones Unidas.
Aparte de que a Emiratos no le interesa tener malas relaciones con los rusos, porque éstos llevan una década estrechando lazos “silenciosamente”, los emiratíes quieren demostrar a Estados Unidos que con ellos no se juega. Como se explica en el reportaje estadounidense, las jerarquías del país árabe no se tomaron nada bien que Washington apoyara los levantamientos árabes de 2011. También se sintieron traicionados por Obama cuando firmó un acuerdo con Irán sobre el programa nuclear. De hecho, un analista político saudí, Ali Shibadi, explicó que la relación de los países árabes con EEUU no va a ser monógama, porque “los estadounidenses no son fiables”.
Otro punto que explica el apoyo de Emiratos a Rusia es que el Kremlin “pasa por alto” muchos de los abusos de los derechos humanos que los países occidentales critican con frecuencia.
Intereses militares
Por supuesto, los intereses militares también son importantes: Rusia les vende armas y han colaborado con el ejército ruso en Libia. La guerra de Yemen, que enfrenta a un bando respaldado por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos contra otro respaldado por Irán, tiene un papel importante. Durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia apoyó una resolución emiratí para etiquetar a los combatientes respaldados por Irán como “terroristas”.
Económicamente, también son grandes amigos. Dubái se ha convertido en una "próspera colonia de rusos ricos". El Russian Business Council , una organización sin ánimo de lucro con sede en Dubái, estima que hay unas 3.000 empresas emiratíes de propiedad rusa. Por su parte, la embajada rusa en los Emiratos Árabes Unidos calcula que alrededor de 100.000 rusos viven en el país y aproximadamente un millón de rusos visitan cada año. Además, una empresa rusa, Bulldozer Group, es propietaria de una docena de restaurantes y clubes nocturnos de lujo en Dubái.